Relojes y cucharas

A veces, cuando veo jugar al Barça, me parece que el cartesiano Geunlincx tenía razón cuando decía que el relojero divino ha sincronizado de tal manera el reloj del alma con el reloj del cuerpo que cuando es hora de que mi alma desee vino, es también hora de que mi mano izquierda se mueva hacia la botella. La comunicación entre los jugadores del Barça es tal que parece que cuando es hora de que Messi se meta en el área del Zaragoza como un cuchillo en la nieve, es también hora de que Jordi Alba le dé un pase perfecto. Y si es hora de que Messi reciba un pase de Iniesta y llegue hasta la línea de fondo después de regatear a media defensa del Zaragoza, es hora también de que Song esté preparado para esperar la asistencia de Messi y marcar el segundo gol del Barça. Por supuesto, no hay que creer en sincronizaciones mágicas. Pero, a veces, parece que no hay otra forma de explicar el juego del Barça.

El Barça de Tito bate récords de puntos y Messi bate récords de todos los colores. No está mal para un equipo que, según los defensores de Mourinho y del «patapum p´arriba», lleva un par de temporadas agotado y sin ideas. Umberto Eco dice que nadie acabará con el libro porque es un hallazgo básico, como los cuchillos o las cucharas, y este Barça capaz de jugar con diez jugadores de la cantera en el segundo tiempo del partido contra el Zaragoza es también un hallazgo básico con el que no puede acabar ni la tableta de Ronaldo ni el iPad de Sergio Ramos. ¿Cómo se puede mejorar un cuchillo o una cuchara? ¿Cómo se puede mejorar la sincronización entre Xavi, Iniesta y Messi? Es posible que la tableta de Ronaldo venda más camisetas que el libro gordo de Guardiola y Tito, pero el fútbol es algo más que eso. Venderéis, pero no convenceréis.

Por cierto, creo que ya es hora de que los rivales del Barça preparen un plan A diferente cuando visitan el Camp Nou. La muchedumbre de los hechos ha demostrado que, al menos en Liga, sólo con «disciplina táctica» no se gana al Barça, al igual que sólo recortando sueldos y servicios sociales no se sale la crisis. ¿Por qué no probar con la indisciplina táctica, con el caos, con el barullo? Si los rivales del Barça pasan de la disciplina táctica, puede que los relojes del Barça dejen de estar sincronizados. ¿Y si el Zaragoza hubiera intentado comer sopa en el Camp Nou utilizando el tenedor y no la cuchara? Por desgracia, contra el Barça todos los equipos prefieren morir con las cucharas puestas.