Valencia CF

Bankia se sorprende ante la oferta «equivocada» del inversor Alvarado

Mario Alvarado, ayer, a su llegada a la sede de Bancaja en Valencia, rodeado por numerosos periodistas.

Mario Alvarado, ayer, a su llegada a la sede de Bancaja en Valencia, rodeado por numerosos periodistas. / F. Bustamante

J. M. Bort

El empresario costarricense Mario Alvarado Orozco cumplió ayer a medias con el compromiso anunciado la semana pasada por su socio, Eduardo Jarque. Se personó en la sede social de Bancaja en Valencia para presentar una oferta vinculante para comprar el Valencia CF. Pero lo hizo en la ventanilla equivocada. La carta iba dirigida a la que hoy pasará a ser una extinta entidad financiera y no a Bankia, el banco que asume el grueso de la deuda del Valencia. Acompañado de Jarque, de su abogado y del director de comunicación del grupo, Alfredo Rincón, se personó en el edificio de Pintor Sorolla para reunirse con el presidente de Bancaja, José María Mas Millet, la persona con quien inició los contactos hace unos meses. El que será presidente de la Fundación Bancaja —tras la disolución de la entidad financiera— no está facultado, sin embargo, para negociar en nombre de Bankia, aseguran fuentes del banco con sede en Madrid.

Otra figura que ayer ganó protagonismo en toda la operación, como su verdadero gestor, fue la del expresidente Juan Soler. Al parecer, el constructor ha estado moviendo los hilos con las instituciones, en concreto en el Ayuntamiento, con la reunión que Jarque mantuvo a primeras horas de la mañana con Alfonso Grau. Soler desmintió ayer a este periódico cualquier tipo de relación con Alvarado y aseguró conocerlo por lo publicado estos dias. El hecho de que el inversor costarricense haya aparecido estos días en la radio y la televisión de Julio Insa, propiedad de Soler, resulta revelador. Tampoco es la primera vez que el exmandatario aparece vinculado a posibles compradores para el club de Mestalla.

El empresario costarricense y su socio se personaron con la intención de dejar todos los cabos atados. Mas Millet reclamó la presencia de un representante de Bankia, que se personó improvisadamente desde otra sección del edificio para recoger el documento, catalogado de «oferta vinculante» por el equipo de Alvarado. Desde la sede del banco, en Madrid, la maniobra fue acogida con indisimulada incredulidad. No es la forma habitual de gestionar ofertas de este calibre, al margen de que hay un propietario del club, la Fundación VCF, sin conocimiento de la negociación.

Tres cuartos de horas después de su llegada, Alvarado y su socio abandonaron la sede Bancaja en medio de una enorme expectación mediática. «En la reunión estaba la gente que debía estar. He sido muy bien atendido», aseguró el misterioso inversor centroamericano, quien no se retiró las gafas de sol en ningún momento ante la presencia de las cámaras. «Sí señor, he venido a comprar el Valencia», dijo mientras enfilaba la calle a ritmo pausado esquivando a los periodistas. Respondió a las preguntas, pero de forma rápida y aplazando a los medios para futuras comparecencias. «Lo que teníamos que hacer ya está hecho. Si sale o no, ya se verá», añadió.

La reunión de Bancaja fue posterior al encuentro que, durante la mañana, se produjo en el Ayuntamiento de Valencia sin la presencia de Alvarado. El consistorio no confirmó ni desmintió ese encuentro, pero algo tuvo muy ocupado al teniente alcalde, Alfonso Grau, durante la mañana, hasta el punto de que llegó media hora tarde a la reunión que tenía fijada a las 12.30 horas con la Sociedad Parque Central. En la Generalitat, mientras, no se produjo ningún encuentro, pero desde el Consell aseguraban ayer que cualquier petición para establecer un contacto será, lógicamente, atendida.

El encuentro con Bankia era el primer paso y la llave que tenía que abrir las puertas de un proyecto que está por descubrirse. Hay una cláusula de confidencialidad que permite mantener en secreto el fondo de todo este asunto. Mario Alvarado, tataranieto de un expresidente de la República de Costa Rica —según aseguró él mismo el pasado sábado—, insiste en que llegará el día en el que muestre el camino para devolver al Valencia a la completa estabilidad.

«Quiero liberar al club de toda tensión económica»

Mario Alvarado respondió ayer con tono vacilante a las preguntas de los periodistas. No puede asegurar que el proyecto saldrá adelante. Pero aseguró que es «terco». «Seguiré hasta el final», lanzó. El supuesto millonario costarricense no ofreció ningún detalle sobre el proyecto que maneja para levantar al Valencia y para ello se escudó en un «contrato de confidencialidad». «Vamos a comprar el Valencia, esa es nuestra intención, y ahora tenemos que esperar», dijo. «Estamos dando los pasos que teníamos que dar y ahora se trata de si la respuesta es positiva o negativa», añadió con la misma falta de concreción con la que se expresó el pasado sábado en Tele 7 Valencia. Fueron las dos frases más largas del costarricense, quien no ofreció dato alguno sobre el proyecto que tiene entre manos. «Ya explicaremos en su día lo que sale para adelante. En la reunión no hubo afirmaciones ni negaciones, ya se verá», insistió durante su paseo por la calle de las Barcas rodeado por los periodistas.

Desde ayer, Alvarado ofrece su disponibilidad para hablar con los medios. Pero sin entrar en detalles y en el fondo de la cuestión. «En el momento que se pueda hacer, se hará», dijo. Las explicaciones más extensas aparecen en el comunicado que remitió al mediodía. Para el inversor, este es el proyecto «más importante de los que se acometerán en la Comunitat Valenciana», y por ello «quieren tranquilizar a la sociedad valenciana y en especial a los valencianistas acerca de los intereses en dicho proyecto». En el escrito añade que las tres grandes líneas del plan son las de «liberar al club de cualquier tensión económica, preservar el patrimonio adquirido por el club y ofrecer un proyecto deportivo y social que marcará una nueva época».

La «cláusula de confidencialidad» fue utilizada sin éxito por Soriano y Llorente

No es la primera vez que el concepto «compromiso de confidencialidad» aparece en el escenario del Valencia. Si ahora es el costarricense Mario Alvarado el que utiliza esta cláusula para no entrar en detalles sobre su proyecto para salvar al Valencia, antes fueron Vicente Soriano y Manuel Llorente los que la «usaron» para mantener en secreto dos operaciones fallidas que, en caso de haberse concretado, habrían sido claves en la historia moderna del Valencia. Soriano enseñó en su día, durante la junta de accionistas de noviembre de 2008, un papel que demostraba, supuestamente, la venta de las parcelas de Mestalla, una operación que iba a suponer la salvación económica de la entidad. El entonces presidente adujo al «compromiso de confidencialidad» para no ofrecer más pistas sobre aquella negociación, que nunca llegó a fructificar y que desembocó, finalmente, en su dimisión. En el último año ha sido Llorente el que utilizó esta figura jurídica para no dar detalles sobre la operación urbanística de Newcoval con Bankia que permitiría acometer las obras del nuevo estadio y que garantizaría la viabilidad económica del club. Tampoco cuajó.

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