Copa del Rey

Juventud al poder

La entrada del canterano Roger, autor de un gol, desatasca la remontada del conjunto de JIM en el tramo final contra un aguerrido Melilla

Míchel abrazado por Pallardó y Nikos, celebra el tercer gol, marcado en un golpe franco por toda la escuadra.

Míchel abrazado por Pallardó y Nikos, celebra el tercer gol, marcado en un golpe franco por toda la escuadra. / efe/manuel bruque

Vicent Chilet valencia

Con determinación y paciencia logró el Levante UD el pase a octavos de final, espoleado por el joven Roger, autor del decisivo segundo gol, en un partido digno de la Copa. Una trabajadísima remontada en la segunda mitad contra el Melilla, de Segunda B, que contrarrestó su menor potencial con denodado esfuerzo y rigor táctico. Se pagó un precio elevado, con las lesiones de Pedro Ríos y Rodas. Los de JIM siguen vivos en tres competiciones, y esperan ahora al Granada o Zaragoza en la siguiente ronda.

Al conjunto "granota" le esperaba una tarea extenuante. Tenía enfrente un rival aguerrido, motivado, con las ideas muy claras y dorsales del 1 al 11, como los equipos de antes. El marcador, al venir de Melilla sin goles, era peligroso, y las numerosas rotaciones hicieron que la maquinaria azulgrana tardara algo más en carburar. Para colmo, muy pronto se pagó el primer peaje, en forma de lesión, a los doce minutos, con el pinchazo que notó Pedro Ríos en una acción sin balón por el medio, él solo.

La remontada pasaba por las botas de Míchel Herrero. El de Burjassot retrasó su posición al mediocentro, pero con su vocación ofensiva dirigía cada ataque casi hasta el área rival. La otra opción, más anárquica, era recurrir a El Zhar, que siempre buscaba el uno contra uno con su lateral. Juan Moya, técnico del Melilla, aseguró que su equipo intentaría controlar la pelota como mejor solución para dejar pasar el tiempo. Aunque de inicio estiró líneas con intención de no replegarse, poco aguantaba la pelota, con la agresividad levantinista. Los de JIM, sin embargo, sufrían para generar ocasiones. Las mejores que tuvo en el primer acto fueron a balón parado, con opciones en segundas jugadas, siempre con Míchel al mando. Un centro suyo picado, a pierna cambiada, fue tocado por Volta y finalmente empujado a la red, en fuera de juego, por el lateral Nikos.

Se había logrado lo más complicado, contra un rival de esas características, como era abrir la lata, pero la grada de Orriols, que acudió en un más que aceptable número al encuentro, apenas pudo saborear la ventaja. Un minuto más tarde Chota, un tanque de 37 años, bregador como pocos, igualaba el marcador, al cabecear solo, en un grave error de marca, un saque de esquina. No lo celebró por su pasado "granota", en el que quedó ensombrecido por Amato y Mijatovic.

Ya eran necesarios dos goles para atisbar los octavos de final. Una empresa doblemente difícil. El Melilla no ofrecía huecos y su portero, Dorronsoro, se tomaba con exasperante parsimonia cada saque de puerta. El Zhar pudo poner a su equipo de nuevo en la eliminatoria, en una acción en la que avanzó sin oposición, con Ángel y Rubén sujetando a los centrales. En una buena posición, cruzó en exceso.

La segunda mitad también comenzó tocada de mala suerte, con la lesión a los diez minutos de Héctor Rodas. El cabanyalero fue sustituido por Iborra, que se situó de central. JIM agotó los cambios con la entrada de Roger por un gris Serrano. El goleador del filial agradeció la oportunidad al instante, al rematar de forma espléndida un centro de El Zhar, imparable en el regate.El golazo dio brios al Levante UD, arengado por su público y empequeñeció al Melilla, que empezaba a perder contundencia en defensa y a notar el desgaste físico, parando muchos ataques con faltas peligrosas en la frontal. Una de ellas era perfecta para Míchel, hasta el público anticipó el gol, que entró por toda la escuadra. El Levante UD ya estaba en octavos pero al partido aún le quedaría tela por cortar. Una ocasión de Amarito, con el Melilla volcado, la sentencia "granota" con el penalti a Roger, ejecutado por Iborra, y hasta una expulsión por cada bando. Pura copa.

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