Antonio Núñez Celda , uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte, perdía ayer la vida, a los 43 años. Su cuerpo apareció muerto en una casa de campo de Requena y esta tarde será enterrado en Moncofa. Núñez llevaba un tiempo que no descolgaba el teléfono a sus amigos pelotaris. Retirado de la actividad profesional de este deporte, en la que alcanzó el grado de doctor y el reconocimiento como uno de los jugadores más completos que ha dado la historia, su vida transcurría en Moncofa, junto a su esposa y sus dos hijos gemelos. Todos habían notado que Núñez, fuera de los trinquetes, del ambiente de la pelota que había mamado desde niño, no parecía ubicado. En la actualidad se dedicaba a trabajar como jornalero agrícola. Un familiar suyo realizaba gestiones para colocarlo en una fábrica del pueblo.

¿Tenía problemas económicos? No. Núñez no tenía necesidades apremiantes. Allí estaba la familia para afrontar cualquier contingencia. Han sabido aprovechar los años de la carestía de los solares en la costa y reservarse un patrimonio. Tampoco tenía problemas familiares. Hace años conoció a su mujer con la que ha tenido dos hermosos gemelos y con la que parecía feliz. "Se adoraban", dicen sus familiares, amigos y conocidos. Estaban preparando con ilusión la fiesta de la primera comunión que será el próximo domingo.

Ayer, a primera hora de la mañana salió de su casa; recibió el saludo de un conocido que oyó como respuesta un "no tinc ganes de parlar". A las siete y media de la mañana no acudió a la cita con el trabajo y tampoco contestaba al móvil. Empezaron a saltar las alarmas, porque Antonio llevaba un tiempo más introvertido de lo que en él ya era habitual. Requena, una casa en el campo de sus padres, fue el destino final de Antonio. Desde el propio domicilio se intentó que la Guardia Civil evitara lo inevitable. No se llegó a tiempo. Aquel lugar, el mismo lugar donde hace años decidió despedirse de este mundo su hermano menor, fue el elegido por Antonio para decirnos adiós.

Un adiós que, sin embargo, no impedirá recordarle como uno de los grandes de la pelota valenciana de todos los tiempos, un jugador poderoso que ya gozaba y así quedará remarcado de un justo puesto de honor.