El futuro del Valencia CF y de la Fundació VCF pasa, necesariamente, por una refinanciación de la deuda con Bankia a largo plazo. No existe otra alternativa. Ni para el club, ni tampoco para la entidad bancaria, que de lo contrario se verían abocadas al escenario de un concurso de acreedores. Algo que condenaría al Valencia a nivel deportivo, pero sobre todo al banco - principal acreedor -, ya que en la consiguiente quita vería seriamente mermados sus intereses.

Los dos préstamos que asfixian al club (220 millones), pero sobre todo al patronato (81), han sido sucesivamente renovados en los últimos meses porque uno anda supeditado al otro. Los intentos de Manuel Llorente de cerrar un nuevo documento crediticio para el Valencia a largo plazo, con una rebaja sustancial de los intereses anuales - unos 14 millones en la actualidad-, quedaron frustrados en el momento en que Bankia se negó a dar luz verde a la operación cuando se hizo patente que la Fundació no iba a cumplir con sus obligaciones en los plazos establecidos. La Generalitat Valenciana, en su condición de avalista en aquel momento- tuvo que pagar en febrero pasado los 4,8 millones. Después, con la pérdida del aval del IVF por sentencia judicial, el banco dejó en vía muerta ambos préstamos. Llorente dimitió sin poder dejar solucionada la deuda del Valencia, y el testigo lo tomó Aurelio Martínez, que anda en ello desde hace unos meses, y de momento sin éxito.

Lo cierto es que la sombra del concurso de acreedores lleva planeando sobre la entidad de Mestalla desde mayo de 2009. Javier Gómez, entonces consejero delegado del Valencia CF, y ahora director general de la Liga de Fútbol Profesional, estuvo a un paso de instar al Juez un Concurso Voluntario de Acreedores, cuando la situación económica ya era preocupante.

En aquel verano convulso, que culminó con el intento de compra de Inversiones Dalport y la posterior ampliación de capital para evitar que el club cayera en sus manos, todo parecía encaminado a la Ley Concursal. La entrada en escena de Manuel Llorente, a instancias de Bancaja, permitió sanear la maltrecha economía de la SAD y rebajar sustancialmente la deuda, con la venta de jugadores y un importante recorte en casi todos los gastos. La propia Bankia, en su recurso ante el Juzgado por la anulación del aval de la Generalitat, habla del "inmimente concurso de acreedores" de la Fundación, y la misma jueza le viene a dar la razón: "la situación legal de de concurso de la Fundación se produjo en el momento que no pudo atender el primer vencimiento de intereses, que hubo de sufragarse con un nuevo préstamo nuevamente avalado por el IVF".