Jordi Calafat Estelrich
"En el mar no se canta y se habla lo justo"
"La medalla fue el reto de todo deportista, pero luego tienes otras metas", admite el regatista
josé miguel l. romero
Cuando logró la medalla olímpica en 1992 en la modalidad de 470, quizás pensó que estaba en la cumbre de su carrera, pero ha demostrado que hay vida más allá...
Sí, no te puedes quedar en el pasado. Uf, hace ya 21 años. En ese tiempo he hecho muchas cosas. Tanto en lo deportivo como en lo personal ha pasado mucho tiempo. La medalla fue el reto que todo deportista tiene en mente. Pero luego te planteas otras metas..
Perdió la medalla en una mudanza. ¿La recuperó, ha pedido otra o se ha olvidado?
¡La he recuperado! Mi madre la encontró hace un mes, en un cajón. La perdí hace un año.
¿Cuando hacía Optimist le atosigaban sus padres con que debía beber agua, echarse crema solar, no correr riesgos?
Creo que empecé a ponerme crema solar con 25 años. Cuando éramos jóvenes nos poníamos aceite para parecer más bronceados. Y agua, cuando llegabas a tierra, la de la manguera del grifo. Es cierto que ahora, como padres, tendemos a sobreproteger.
Dice que aquella medalla fue el inicio de algo grande. Supongo que se refería a la Copa América, que ya ganó en 2007, y a la Ocean Race, que persigue con ahínco, pero que se le escapa, la última vez con el Telefonica. ¿Lo volverá a intentar en 2014?
No lo sé. De momento estoy centrado en otras cosas, en otro tipo de regatas. Para lo de la Ocean Race, primero has de tener la suerte de que te llamen para formar parte del equipo, y luego ver, tanto en tu vida profesional como personal, en qué momento estás y si te apetece hacerla. Antes que nada tiene que haber una oferta, que en estos momentos no hay.
¿Para una prueba tan excesiva, de 39.000 kilómetros, necesita más preparación mental que física?
Tienes que empezar físicamente muy fuerte y acabar mentalmente fuerte. Los últimos meses se hacen un poco difíciles.
La convivencia de 11 personas en tan reducido espacio debe ser complicada.
Una vez en el barco no es tan difícil como la gente se piensa. El barco es una rutina continua, con unas horas para comer, para dormir... Nunca he tenido problemas en las dos vueltas al mundo que he dado.
En la Ocean Race, ¿qué se llevó para leer, Capitanes intrépidos, La vida de Pi, por si acaso?
Nada, no tienes mucho tiempo ni condiciones para leer. No llevé ningún libro.
¿Qué cantan ustedes a bordo?
Nada, en el mar no se canta nada y se habla lo justo. Es un mundo muy profesional. Cualquier regata de ahora no tiene nada que ver con lo que era este deporte hace 15 o 20 años. El deporte de competición ha llegado a un nivel de profesionalización extremo.
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