Valencia CF
El gigante continúa dormido
El Valencia, sin remate, ni fondo físico ni seguridad defensiva, no mejora contra el Stuttgart y cae de nuevo derrotado
Vicent Chilet valencia
Djukic aseguró tras el encuentro de ayer contra el Stuttgart que lo más importante de este tipo de partidos es "pulir las carencias que van apareciendo y es evidente que nosotros aun no estamos en un buen momento de forma, lo estamos buscando". Sin embargo, se va a volver de Alemania sin ganar ningún partido, y el serbio es consciente de ello: "Somos el valencia y necesitamos ganar los partidos. Las derrotas siempre duelen, pero estamos en una fase en la que estamos experimentando y puliendo los errores". Y fue precisamente en un error defensivo a la salida de un córner cuando cambió el partido: "Tienes un despiste y lo pagas. Entonces es el minuto tres y tienes que ir a remontar el partido, y es cuando el rival juega cómodo y a la contra", analizó el técnico de Mestalla.
Respecto a la utilización de dos equipos, el serbio anunció que "poco a poco vamos a ir acabando los experimentos y vamos a ir poniendo a cada uno en su lugar". En el tema físico, el serbio admitió que "el equipo ha hecho un buen esfuerzo, pero también hemos tenido carencias y despistes defensivos. Arriba tardamos mucho en llegar, nos falta llegar con más claridad y profundidad. Pero también vamos observando a la gente y viendo que es lo que cada uno nos puede dar y a partir de Milán iremos poniendo las cosas en su sitio" sentenció.
En cuanto a los aspectos a corregir, "Djuka" fue autocrítico y admitió que "tenemos que mejorar ciertas cosas, la circulación del balón es bastante lenta, tenemos que aumentar el ritmo del balón, estar más juntitos, separación entre líneas... Hay muchas cosas que trabajar y estamos en ello" concluyó el serbio.
p. fusterstuttgart
La fe ciega de Miroslav Djukic, su convicción de que el Valencia, superado el verano, será un equipo con personalidad y un fútbol fino, es hasta el momento el único argumento al que el valencianismo se puede agarrar. El amistoso contra el Stuttgart, primer rival de entidad, confirma las pobres sensaciones con las que ha arrancado el conjunto blanquinegro, que supura vulnerabilidad por su falta de rodaje, su escasa contundencia defensiva y la ausencia de gol, un apartado que no pasaría de la anécdota de no ser por la dependencia evidente de Roberto Soldado, cuya continuidad en el club es una incógnita. El gigante dormido que Djukic quiere despertar parece de momento anestesiado. Las derrotas, por intrascendentes que sean, son siempre derrotas y avisan del arduo trabajo que le queda a Djukic por delante.
A los tres minutos se vio que el Valencia también necesita mejorar en concentración estratégica. Un saque de esquina al primer palo mal vigilado por Mathieu fue rematado con un limpio cabezazo libre de marca por el central Schwaab. Al minuto siguiente Ibisevic, tercer máximo goleador de la Bundesliga en el pasado curso, arrastró en una contra a los dos centrales, que no supieron frenar su avance. El disparo del bosnio, rebotado en Ricardo Costa, no fue gol por realmente poco.
El Stuttgart controlaba con comodidad la situación al dominar dos de las facetas que acentúan la competitividad de los equipos: la contundencia en las dos áreas. Las intenciones del Valencia de combinar, como quiere inculcar Djukic, no prosperaban y la línea de tres mediapuntas -Fede, Viera y Piatti-, comenzaron a probar alguna individualidad. Si Piatti, al que tratan de convencer para que marche a Ucrania, se perdía en arabescos que no iban a ninguna parte, los intentos de Viera eran más efectivos. El canario protagonizó las dos acciones más interesantes del Valencia en la primera mitad. En el minuto 19 se internó en el área para realizar un pase de la muerte al que no llegó por poco Ricardo Costa. Luego, en el minuto 40, una contra iniciada por Parejo no fue culminada por Viera, cazado por un central del Stuttgart. Él mismo ejecutó el golpe franco, potente y colocado a la escuadra, pero el portero Ulreich respondió con la estirada del partido. Fueron tan pocas las noticias que el árbitro mandó a los equipos al vestuario a falta de diez segundos para llegar al minuto 45.
El Valencia, poco constante, había ido creciendo lentamente en el partido, y salió al campo en la reanudación con el equipo renovado por completo y más brío. El equipo de Djukic, impulsado por la templanza en la medular de Oriol Romeu, mejoró con la agresividad que aportan a su fútbol Feghouli, poco fino en la definición, y Míchel, que provocó otra gran parada de Ulreich con un disparo desde la frontal. El ligero crecimiento valencianista se contrarrestó con los contragolpes alemanes. Traoré dispuso de dos remates muy francos para sentenciar, pero Alves, ataviado con una gorra como los porteros de antes, evitó males mayores.
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