?Será el último fin de semana de septiembre cuando en varias ciudades belgas se dispute la III Champions League de Llargues,. Vencer en Bélgica se convierte en una heroicidad para los pelotaris franceses, holandeses y valencianos, rivales más destacados de los poderosos clubes profesionales belgas. Y es que en Bélgica, el juego de pelota es, como en Valencia, una seña de identidad cultural. La pelota es una de las escasas manifestaciones tradicionales que unen a valones y flamencos.

En Valencia disponemos de los primeros documentos escritos sobre la presencia de este deporte en sus calles desde el siglo XIV. Ahí está el bando de su prohibición en la ciudad de Valencia en 1391 En Bélgica, igual. Una curiosidad: en 1338 la ciudad de Oudenaarde prohíbe jugar a pelota cerca del cementerio. En tiempos de Luis Vives se jugaba en calles, pero la gente bien de Valencia lo hacía en trinquetes, espacios cerrados. Exactamente igual en tierras belgas: el pueblo lo hacía al aire libre y la aristocracia en recintos cerrados. Por cierto, Brujas estaba considerada la capital pelotística flamenca durante el siglo XVI.

Sobre la popularidad del deporte disponemos del testimonio del escritor moralista flamenco Jan van den Bergue. En 1431 escribió Kaatspel Ghemoralisseerd un libro en el que compara la administración de justicia con un partido de pelota a mano. Como en Valencia, en tierras flamencas fueron reiteradas las prohibiciones al ocupar el deporte calles, plazas y paredes de iglesias. Nadie las cumplió. En la capital valenciana hubo un gran desafío a Llargues en 1613, en la Plaza Mariano Benlliure- antigua de la Pelota-. De él sólo conocemos el nombre de un sacador: Laudonio Mercader. En Bélgica se anunció con papelería incluída un gran desafío en 1628 en Oudenburg.

En tierras flamencas hay constancia de competiciones regladas desde principios del XIX, con exigencia, a partir de 1809 de certificados de nacimiento y residencia para jugar en el equipo del pueblo. Lo que hoy ocurre con el Interpobles de Galotxa. Los historiadores belgas reconocen que unos prisioneros españoles en Tournai, en 1813, tiempos de guerras, fueron, con su estilo quienes cambiaron las formas definitivas del juego belga para asemejarlo al actual.

Así pues, esta tercera Champions, patrocinada por "Terra i Mar" será un paso más en el encuentro de la pelota de la Picardia, Walonia, Flandes, Frisia y Valencia. Los campeones de cada una de estas regiones pelotísticas rinden tributo a la historia.