Vino de muy niño acompañado de sus padres buscando una solución para su enfermedad, algo relativo con el lento crecimiento, que en sus país natal no encontraban, y a seguir progresando en un deporte en el que destacaba desde su más tierna infancia. El fútbol era y sigue siendo su pasión. El Barça, a través de Rexach tuvo la valentía y la intuición de hacerse con el chaval, firmando el compromiso con el padre de la criatura en una servilleta. De esta manera comenzó su andadura en La Masía junto a otros niños. Su progresión futbolística fue a la par de su recuperación física, alcanzando una estatura baja pero que en nada le impide la práctica del fútbol. Es más, en su madurez como deportista los bajitos tomaron el control del balompié tanto en su equipo como en la selección española.

Desde los doce años Lionel Messi está con nosotros. España y Barcelona le han proporcionado un hogar, una formación y la posibilidad de desarrollar hasta límites increíbles su preciosista juego, compartiendo vestuario con una generación como pocas veces ha tenido un club, una época dorada en la que él ha sido si acaso el vértice mediático, el goleador nato, el que culmina el juego desplegado por la inteligencia de Xavi y la magia de Iniesta.

Su escasa integración con su entorno social le ha llevado a conservar su acento argentino a pesar de estar entre nosotros desde antes de la pubertad. Su amor por su lejana patria ha hecho que nunca se planteara jugar más que con la albiceleste que encumbraron en su día Kempes o Maradona. Él no ha tenido tanta suerte, Argentina con su participación no ha pasado de ser en estos últimos años una selección mediocre, perdiendo incluso el campeonato americano, que les birló la Uruguay de Forlán, en su propia casa, mientras que sus compañeros de club ascendían al Olimpo balompédico conquistando con España dos campeonatos de Europa seguidos y un mundial, hazaña nunca conseguida por selección alguna en la historia.

Las decisiones personales pertenecen a la intimidad de cada uno. En su mismo equipo, dos hermanos han tomado decisiones totalmente distintas, mientras Thiago Alcántara, nacido en Italia pero criado en España, ha preferido jugar con la selección española, su hermano Rafinha, nacido en Brasil, y formado igualmente en España, se ha decantado por la brasileña, patria de su padre Mazinho. Nada que objetar, salimos ganando con la determinación de Thiago, y aunque cualquiera quisiera tener en su equipo a Messi, parece que el que más ha perdido con la opción tomada en su día, ha sido el oficialmente mejor jugador del mundo. Lo que parece como mínimo una descortesía del jugador argentino para con quienes le han acogido desde su tierna infancia, es su negativa a participar en la promoción de la candidatura de Madrid ????. Únicamente se entendería si su país natal Argentina fuera una de las candidatas a organizar las olimpiadas. Sin explicaciones, sin una pública aclaración, es muy difícil entender su negativa postura, cuando además la decisión se toma por el comité olímpico en la propia Argentina y los dos clubes más importantes de aquel país, Boca y River, han anunciado el apoyo a la candidatura española. El mismo San Lorenzo, equipo del Papa Francisco, y la AFA „Asociación del Fútbol Argentino„ también apoyan la causa de Madrid ????. Todos menos él, menos el que dicen más grande futbolista mundial, pero por lo visto también el más desagradecido. Le quedan escasos días para rectificar al astro argentino. No es bueno escribir sobre el polvo todo lo recibido. La ingratitud es la puerta al egoísmo.