El Valencia se quedó a un gol de conseguir una remontada para el recuerdo en Mestalla. Murió ahogado en la orilla, lo que no supone un fracaso cuando el rival de enfrente es el Barcelona y el verdugo, Messi. Tras cuarenta minutos sin comparecer en el campo y tender la alfombra roja al argentino, el grupo de Djukic se rearmó en el descuento del primer tiempo y se presentó al segundo periodo con opciones de, al menos, empatar el partido. No sucedió, pero los lamentos no fueron excesivos. El Barça estuvo tan cerca de aumentar su ventaja tras el descanso como el Valencia de igualar el encuentro. En la conciencia del equipo de Djukic queda la nefasta primera mitad, en la que dejó a Messi enseñar todo su muestrario. Ahí se fraguó la derrota.

Mestalla había asistido a una primera parte con un guión imprevisible. Tres cuartos de hora de absoluto contraste. Del dominio del Barça en el juego y en el marcador (0-3) a la media hora, se pasó a un sorprendente acoso del Valencia al filo del descanso. Cuando todo parecía perdido y el marcador apuntaba a una humillante goleada, el grupo de Djukic irrumpió en Mestalla con la fuerza de un huracán. En sólo un momento, Postiga demostró su poderoso remate goleador para situar al Valencia a un tanto del empate.

Con más empeño, mejor ensamblado, sólo el Barcelona le había puesto garbo al partido, aupado por la pachorra del Valencia. Once minutos tardó Messi dejar en evidencia a la defensa del Valencia, que se plantó casi en el centro del campo no se sabe bien con qué intenciones. Al tercer aviso, una combinación entre Neymar y Cesc dejó al argentino en carrera ante Rami, al que adelantó en cuatro potentes zancadas, sorteó a Alves y empujó el balón a la portería. Messi continúa siendo la foto del Barça. Se dio todo un paseo por Mestalla en el primer tiempo, con la ayuda de Neymar, mejor controlado por Rami y Ricardo Costa, desesperados ante la omnipresencia de ese devorador de goles. El argentino anotó el segundo en otro error defensivo. No perdonó a Diego Alves, sólo segundos después de que Pabón rematara a las manos de Valdés un regalo de Banega. Todo lo contrario que Messi, imparable. Rami intentó hacerle penalti en el tercer gol. Pero ni por esas.

Las casas de apuestas pagaban, para entonces, la remontada del Valencia a 751 euros por euro. El precio bajó a 21 en los tres minutos del descuento. Tocado en el orgullo, el equipo de Djukic se metió de repente en el partido con dos golazos de Postiga. Dos acciones de «9» puro rematador. El primero, al enganchar la pelota de media chilena. Precioso. El segundo, al elevarse sobre todo el mundo y cabecear a la red al saque de un córner. Dos arrebatos que rearmaron a Mestalla, y a su equipo, de cara al segundo tiempo. Había partido.

Fortalecido, la noche le exigía máxima intensidad al Valencia. El Barcelona no se dejó intimidar. Retomó la iniciativa y atacó al Valencia por todos los frentes. Guardado y Pereira, en las bandas, respondieron con contundencia. Arriba, Pabón transmitió buenas sensaciones. Para estrenarse ante el Barça, no lo hizo mal. Es rápido y combina con sus compañeros. Para ver su potente disparo, habrá que esperar.

Con el partido anestesiado, Djukic movió fichas. Feghouli y Jonas por Banega „perdido unos metros más adelantado„ y Canales. Chispa y remate por control. El paisaje del partido no cambió. El Barça siguió con el balón en los pies y sirviendo el balón a Messi y Neymar, cuya presencia en el área fue continua. Pero el Valencia no le perdió la cara al partido. Se mantuvo en pie, consciente de que le llegaría la ocasión del empate. Gracias, especialmente, a Diego Alves, espectacular en una doble parada a Messi en el último instante, sólo un minuto después de que Jonas hubiese enviado la pelota al poste. Qué lástima.