El máximo acreedor del Valencia y de la Fundación VCF, Bankia, está de acuerdo con el plan de refinanciación que le ofrecen los gestores de la sociedad de Mestalla para pagar los dos préstamos: los 84,6 millones que le adeuda el patronato y los 219 que le debe el club, ambos firmados en su día con la extinta Bancaja. La condición impuesta por la entidad bancaria para dar por definida esta renegociación no es ningún secreto. Si la Generalitat Valenciana asume el aval del crédito de la Fundación, actualmente anulado por una sentencia judicial ejecutada de forma provisional, Bankia dará su aprobación definitiva. La pelota está en el tejado del Consell, cuya situación no deja de ser realmente comprometida. Es consciente de que el TSJ le devolverá su condición de garante tal como pidió el banco en un recurso y que, por tanto, no le quedará finalmente otro remedio que recuperar su condición de garante.

La propuesta para refinanciar los dos préstamos es, tal como ya aseguró en su día el expresidente del Valencia Manuel Llorente, conjunta. La idea inicial siempre fue la de acordar las condiciones para refinanciar los dos créditos al mismo tiempo. Un plan que recogieron Aurelio Martínez y Amadeo Salvo, presidentes de la Fundación y el Valencia, respectivamente, y que está sobre la mesa de los responsables de Bankia. La «hoja de ruta» está totalmente trazada. Ambos préstamos serían refinanciados para devolverlos en 15 años aunque el Valencia siempre pidió aumentar los plazos hasta los 18 años con tres tiempos de carencia. Durante los primeros 36 meses, por tanto, sólo se pagarían los intereses, lo que daría aire a ambas instituciones para reforzar sus economías. Sólo en gastos financieros, al Valencia se le escapan cada año unos 15 millones de euros. En el caso de la Fundación, la idea es no pagar más de 3 millones de euros al año en ese tiempo y, para entonces, el máximo accionista está seguro de haber puesto en marcha las fórmulas necesarias que le permitan generar mayores recursos. Entre ellos, «recibir» dinero del Valencia sin incurrir en la temida asistencia financiera.

Mientras el plazo para amortizar el crédito de la Fundación (que ha ascendido a 84,6 millones tras pagar sólo 1,2 de los 4,8 del último vencimiento de los intereses) termina el próximo año, el del Valencia concluye el próximo día 27. En marzo pasado, el banco otorgó una moratoria de seis meses más al club, a la espera de las gestiones de una insolvente Fundación que entonces presidía Társilo Piles, y después de haber recibido una prórroga anterior de 9 meses.

El aval sobre el préstamo de la Fundación es el asunto clave sobre el que gira toda la refinanciación. La garantía del crédito del Valencia (219 millones) está acordada desde el principio, y no es otra que los terrenos de Mestalla, hipotecados ya por el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri. Falta por asegurar la garantía de la deuda de la Fundación, el famoso aval que debe resolver el TSJ de la Comunitat Valenciana. El gobierno de Fabra, consciente de que una derrota en el juicio le podría poner en un aprieto si antes no está todo atado, está dispuesta a negociar con Bankia de la mano del a Fundación y el Valencia. Sabe que es la única salida a la salvación del club, a no ser que apareciera un inversor que lo adquiriera en propiedad. Una posibilidad que nadie puede, por otra parte, descartar.