El juego de pelota en las calles eran tan popular y practicado que hubo de sufrir la persecución de los políticos. No crean que el desinterés y el abandono es cosa reciente. Viene de lejos. Así ocurrió el 14 de junio de 1391 que lo prohibía en la ciudad de Valencia, bajo pena de una fuerte multa: "veinte morabatines de oro", una verdadera fortuna. La tercera parte era para el Rey, otro tercio para mejorar las murallas y el restante para el acusador. Si no se pagaba la multa el pelotari sería paseado por la ciudad, desnudo y a base de azotes. Interesante negocio el de prohibir el juego. De nada sirvió. Se armaron tantas revueltas por esta prohibición que hubo de enterarse el mismísimo rey Juan I, el Amador de la Gentileza, a quien se solicitaba "arrojar de Valencia a todos los rebeldes". La pilota ya tenía en aquellos tiempos alma revolucionaria, poco apegada a los poderes de turno. Continuaron las prohibiciones con nuevos bandos: el 26 de agosto de 1412, muy similar al anterior.

Y el de 28 de septiembre de 1741, con un completo argumentario moralista: los estudiantes no iban a estudiar ni los hombres a trabajar, además de las desgracias por pelotazos. Se trataba de un juego "ruidoso y dañoso". En este caso la pena sería de una multa de tres libras y un mes de cárcel.

Pues ya ven, ayer se jugó a pilota en la Plaça de l'Ajuntament, del "cap i casal", con el visto bueno de las autoridades. Algo hemos avanzado en estos últimos siglosÉ Este Dia de la Pilota es una de las iniciativas más hermosas que se han consolidado en la etapa democrática y de autonomía política valenciana. Simboliza la presencia del deporte propio a lo largo de los siglos, salvando todo tipo de dificultades y persecuciones. Y es un día de esperanza en seguir vivos dentro de siete siglosÉ Y por lo que ayer pudimos apreciar en la plaza central de los valencianos, el deporte está vivo y con fuerza de futuro.