Monchi, el director técnico del Sevilla, publicó en su cuenta de twitter un resumen del partido Barça-Sevilla y de su particular manera de entender el mundo: «Asco no, lo siguiente. Forza el SFC, lo más grande en esta vida». No sé lo que pensarán los aficionados del Betis de la segunda parte del tweet de Monchi, pero si al «asco» que sintió el director técnico sevillista sumamos el miedo insuperable de la defensa del Sevilla en la última jugada de Messi, ya tenemos el título de una película: «Miedo y asco en el Camp Nou». Y todos contentos.

Messi no jugó un buen partido y, sin embargo, salvó los tres puntos para el Barça. Neymar jugó un buen partido y, sin embargo, salió del Camp Nou con la primera página de su mitología en blanco. La pareja Messi-Neymar está todavía en el laboratorio y, sin embargo, funciona. El miedo a Messi permitió que las aguas del Sevilla se abrieran en la última jugada del partido, mientras que el miedo a Neymar sólo alcanza, de momento, para que las aguas y los tacos de las defensas contrarias se cierren sobre sus tobillos. Es cuestión de tiempo. Como sucede con la bomba atómica, Messi y Neymar son dos masas subcríticas de material fisionable que se han juntado en el Barça para formar una masa crítica, lo cual producirá una reacción en cadena incontrolable y provocará una explosión nuclear de goles y juego de unos veinte kilotones. Del mismo modo que Robert Oppenheimer, el físico que dirigió el proyecto Manhattan, es considerado como el «padre de la bomba atómica» a «Tata» Martino se le recordará como el «padre de la bomba atómica» culé. Oppenheimer y su equipo trabajaron con uranio con el objetivo de construir la primera bomba atómica y destruir un poquito más la confianza en la naturaleza humana. «Tata» Martino y su equipo trabajan con futbolistas con el objetivo de construir la primera pareja atómica del Barça post-Guardiola y destruir un poquito más el mito de que dos genios del fútbol jamás pueden formar una masa crítica. Hiroshima nos hizo llorar. El Barça nos hará sonreír.

El Camp Nou es ahora mismo un laboratorio de física pero, a diferencia de Los Álamos, en Nuevo México, donde se desarrolló la primera bomba atómica, en el Camp Nou se está preparando una bomba futbolística que debe llevar al Barça hasta el título de Liga. En el laboratorio del Bernabéu también están trabajando con su propia bomba, pero van con retraso y los físicos teóricos blancos no se acaban de poner de acuerdo. Y la bomba blanca es más cara.