Iván, un niño pillo y risueño, se ha criado entre decenas de motos, propulsores desmontados, los chasis que inventaba su padre y centenares de niños que aspiraban a ser pilotos. Iván era uno más de la gran familia de la Cuna de Campeones, aunque veía siempre las carreras desde el garaje. Sin embargo, era cuestión de tiempo que comenzara a hervir la sangre motociclista que corre por sus venas. Su padre, Julián Miralles, fue campeón de Europa de 125 cc, además de expiloto de 500 cc y ahora dirige la escuela de pilotos del Circuit Ricardo Tormo. Su tío, Boris Miralles, fue uno de los protagonistas del esplendoroso territorial valenciano y del nacional de velocidad. Y su hermano mayor, Julián Miralles Rodríguez, fue subcampeón continental y llegó a correr el Mundial. Iván decidió que la saga Miralles debía continuar€

El menor de la familia Miralles Rodríguez, de 12 años y estudiante de 2º de ESO, comenzó a participar en algunas carreras de la Cuna de Campeones el pasado año, aunque más como pasatiempo, porque le tiraba más el fútbol. Sin embargo, esta temporada el pequeño decidió tomárselo más en serio y los resultados no se han hecho esperar. En su primera carrera de la Copa de España de Moto4 (150 cc), disputada en el circuito de Motorland, Iván Miralles consiguió subir al tercer peldaño del podio. Y el pasado fin de semana, en la carrera de Cheste, pista que podría recorrer con los ojos cerrados, Iván logró la «pole» y la segunda plaza en carrera, peleando por primera vez por la victoria.

«Yo no quería que corriera, y de hecho hasta los 10 años no se ha subido a una moto», cuenta su padre. «Este año ha cambiado su mentalidad. Por lo que sea, ha visto que ya puede competir con el resto de niños y se lo está tomando muy en serio. Si sigue bien en los estudios y cumple, podrá seguir corriendo», añade Julián Miralles, que asegura que Iván está bien tutelado por su hermano mayor: «Mi hijo Julián está muy ilusionado con Iván, en cierta forma proyecta en él todo lo que quiso haber conseguido».

En la familia Miralles el único que nunca se ha sentido atraído por las motos ha sido Noé, el mediano de los tres hermanos (19 años). Iván, en cambio, ha recogido el testigo de su hermano mayor Julián, al que ha visto correr muchas temporadas y que decidió colgar el mono tras disputar el año pasado el GP de Holanda con la moto que construyó su padre, la MIR Racing. Julián, , de 24 años, se casó el pasado año con la también expiloto Estefanía Catalá, y esperan ya su primer hijo para finales de este mes. Con unos antecedentes así, es prácticamente imposible que al primer nieto de la saga Miralles no le acaben gustando las motos€