La crisis económica, la falta de patrocinadores, las cada vez más exiguas arcas públicas y el descarte de Madrid como sede olímpica para 2020, auguran un complicado panorama para el deporte español. Los recortes se han cebado, especialmente, en las modalidades más minoritarias y en el colectivo femenino, históricamente castigado incluso en épocas de bonanza. En los últimos años muchos de los clubes valencianos se debaten entre la supervivencia, o la desaparición. Las Federaciones, por su parte, ajustan sus presupuestos al milímetro y se agarran a las licencias como su gran tabla de salvación. «Al final, el club y los padres son los que cargan con los principales gastos», explican desde la Federación Valenciana de Natación. La Consellería de Deportes aún les adeuda parte de las subvenciones de 2011, todo 2012 y por supuesto de 2013 no tienen ni noticias. Una perspectiva desalentadora a la que se han acostumbrado por fuerza. «No se ven visos de cobrar nada», incide uno de los técnicos.

Las Federaciones han sacado las tijeras para confeccionar sus cuentas anuales, buscando proveedores más baratos y renunciando a actividades secundarias. En el caso de la natación, como las ayudas oficiales eran «pocas», tal como recuerdan, el hecho de no percibirlas les ha afectado menos. Las subvenciones llegan por distintos canales. Bien por vía ordinaria, o través de los planes de tecnificación deportiva, o los fondos destinados para eventos. Esta última vía fue la utilizada para destinar 300.000 euros a la selección española de baloncesto por el amistoso disputado en Castellón previo al Europeo. Una decisión política que ha levantado muchas ampollas. «Hay dinero para lo que quieren», coinciden desde la federación de atletismo y la de natación, cuyos directivos, a través de la Confederación de Federaciones Deportivas de la Comunitat Valenciana, están presionando para cobrar.

Algunos presidentes aprovecharon el pasado martes el acto de bienvenida a los alumnos de Planes de Especialización Deportiva del curso académico 2013-14, en el complejo educativo de Cheste, para reiterar sus lamentaciones y sus quejas a la consellera del ramo, María José Català. «Ya no podemos aguantar más», advertía un día después Vicente Revert, presidente de la Federación Valenciana de Atletismo. El director general de deportes, Mateo Castellá, les prometió que a finales de este mes, o principios de octubre como tarde cobrarían lo adeudado. «O este mes está el dinero, o no podremos pagar las nóminas y no sabemos qué pasará después», adelanta Revert.

La Generalitat debe unos 300.000 euros al atletismo valenciano, ya que tiene aún pendiente parte de 2011 y todo 2012. Sin contar con 2013, donde el Consell ha reducido drásticamente sus aportaciones al deporte, hasta pasar de los 1,4 millones de 2010 a un total de 57 federaciones, a los poco más de 500.000 euros para las 59 actuales. Los responsables autonómicos esgrimen que la extinción del Consell Valencià de l’Esport ha comportado una serie de cambios en la documentación, que ha desembocado en el actual colapso a la hora de realizar los pagos. Tanto recorte ha obligado a los organismos federativos a recurrir a la fórmula del copago. Es el caso del atletismo a nivel escolar. Los padres están abonando 20 euros por niño, y Revert recuerda que son las familias de los más pequeños y los atletas los que están corriendo con gran parte de los gastos.

Luchar contra el desencanto

«Los planes de Cheste estamos intentando mantenerlos, pero a este paso el nivel bajará», argumentaba Revert, para quien lo más complicado es luchar «contra el desencanto», porque además históricamente la Comunitat Valenciana es la que menos invierte en el deporte a nivel nacional. Sigue en la cola de las autonomías con menor presupuesto. El Gobierno valenciano es el décimosexto y penúltimo que menos destina por habitante en el ámbito deportivo en sus cuentas generales para 2013. En los últimos cinco años los recursos destinados han bajado «hasta un setenta por ciento», reconocía hace poco a este periódico Castellá. «Estamos obligados a recortar en aquellas partidas menos primordiales. Porque es más prioritario que se invierta en educación y sanidad, que en otras cosas», sostienen desde Císcar hasta Fabra.

Los presupuestos generales de la Comunitat Valenciana contemplan una inversión deportiva de 2,47 euros por cada habitante, una cifra muy inferior a la media nacional. De tal forma que en los últimos cinco años es la sexta comunidad autónoma que más ha descendido en la tabla.

«El cuento de nunca acabar»

«Sobrevivimos como podemos, porque llevamos sin cobrar dos años. Y, claro, eso para los deportistas es muy complicado, por no decir imposible. Porque se lo tienen que pagar todo ellos, nosotros nos limitamos a explicarles en la situación que estamos. Pero es muy difícil para todos», asegura Eloy Ramil, presidente de la Federación de Patinaje de la Comunitat Valenciana.

En concreto a ellos se les debe todo 2011, 2012, 2013 y 2.500 euros del años 2010. «El problema no es ya el no cobrar, es que tú has adquirido un compromiso para desarrollar unos proyectos, hay unas facturas que pagar porque hay unos gastos hechos, unos créditos personales ... y de repente te ves metido en una espiral que te asfixia», explica un indignado Ramil. «Así es como estamos, asfixiados», reitera.

«Yo estoy en esto de forma altruista, sin cobrar y estoy harto del cuento ese de nunca acabar de que vamos a cobrar en breve», apunta.«Más de una vez hemos pensado en cerrar. Pero siempre tenemos la esperanza de que algún día nos pagarán. Al final los clubes son los que asumen toda la responsabilidad y nosotros nos limitamos a coordinar», señala.

En el mismo sentido se expresa José Gómez, presidente de la Federación de Tenis de Mesa, para quien lo peor son las pólizas de crédito que suscribieron porque la Consellería les prometió cobrar en el plazo de 18 meses. Y el banco no perdona. Ni los plazos, ni los intereses. Los fondos presupuestados por el Consell han ido disminuyendo de forma drástica y lo que es peor, no hay forma de cobrar. «El problema es que lo poco que te prometan ahora no lo percibirás hasta 2018», se lamentaba Gómez. «Yo le pediría a la consellera que nos oigan y se dejen aconsejar, pero que no nos engañen más», lanza sin ambages.

El baloncesto, igual

La mayoría de federaciones se encuentra en idéntico atolladero a la natación, el atletismo, o el kárate. Hasta las más potentes, como la de baloncesto. «Salva Fabregat — el presidente valenciano—, nos ha comentado que ha tenido que realizar varios despidos», asegura Gómez.

No hay más que recordar el caso extremo del laureado Dorna Godella, reconvertido después en Ros Casares, que pasó de competir en Europa con los más grandes, a renunciar a la máxima categoría. Ahora trata de reinventarse de nuevo en L’Horta Godella, con Anna Montañana en las funciones de presidenta.

El Valencia Basket y el fútbol renuncian a las subvenciones públicas

El Valencia Basket Club sorprendió en septiembre de 2012 al anunciar su renuncia a las ayudas «de algunas instituciones públicas» que había venido percibiendo en los últimos años por parte de la Generalitat y la Diputación de Valencia. La voluntad del Valencia Basket, según su director general, Paco Raga, es que ese dinero fuera destinado a las «labores sociales que las administraciones decidan», manteniendo eso sí las contraprestaciones que venía ofreciendo a cambio de esas subvenciones, como la promoción del baloncesto de base. Algo comprensible por la figura de Juan Roig, propietario del club valenciano y responsable del grueso del presupuesto de la entidad.

También la Federación de fútbol española, por tercer año consecutivo, ha dicho «no» a la subvención que le corresponde. La estimación del acumulado de las ayudas a las que habría renunciado en favor del resto de federaciones en 2012, 2013 y 2014 podría alcanzar una cifra cercana a los 4,9 millones de euros. m. m. valencia