Nació el «raspall», a principios del siglo XX. Cuentan las viejas crónicas que las primeras partidas de gentes anunciadas en las pizarras del trinquete, con pago de entradas y apuestas, es decir, partidas de «profesionales» se disputaron en Oliva. De allí se extendió al viejo trinquet de Gandia con una creciente afición. En los pueblos de La Safor, como en los de todas las comarcas, las partidas de más renombre eran las del juego a «llargues» en las calles, casi siempre con altas apuestas.

Llargues y raspall

El juego a «llargues» dio paso al de «raspall» y todos los pueblos de La Safor se volcaron con la «nueva» modalidad. La afición se extendió posteriormente por la Vall d' Albaida y La Costera, incluso a la Canal de Navarrés y La Ribera. Por el sur ocupó muchos lugares de La Marina Alta. Y así, puede afirmarse que en los años cuarenta, en estas comarcas era, sin lugar a dudas, la modalidad preferencial. En viejo trinquete de Gandia anunció un histórico desafío: Juliet y Ciscar contra Rovellet y Bolo. Fue el 23 de noviembre de 1954. A partir de aquella fecha, las primeras figuras del «raspall» ocupaban lugar de honor en los trinquetes de Oliva, Gandia, Ondara, Gata, Pedreguer o Tavernes…Cuando las figuras del «alt» y del «raspall» se han unido en un cartel el éxito ha sido grandioso: ahí están los grandes desafíos jugados por Genovés, frente a las primeras figuras de la época: Malonda II, Leandro, Sanchis, Diego…Posteriormente primeros espadas como Sarasol y Álvaro también han querido experimentar con la especialidad.

Actividad diaria

Hoy vive el «raspall» un momento de clara revitalización. Se anuncian partidas todos los días de la semana en trinquetes que ven animadas sus gradas. Hay sana rivalidad y competencia entre empresas por ofrecer lo mejor. Bellreguard, Oliva, La Llosa, Piles, Castelló de Rugat, Villanueva de Castellón, Benigànim, Llutxent, Otos, Ondara, Xàbia, Dénia, entre otros, son trinquetes que apuestan por la especialidad. Y a pesar de la crisis hay un buen colectivo de pelotaris y trinqueters que con este deporte ayudan a sus familias con algunos ingresos, que en estos tiempos, son una bendición.