En su camino firme por la Liga BBVA, al Levante UD le faltó ayer muy poco para dar un nuevo paso firme en su cuarta temporada consecutiva en la élite. Lo tuvo casi todo de cara para sumar los tres puntos, porque jugó con uno más desde la media hora, y porque rondó el gol en la segunda parte. No supo administrar bien su ventaja numérica y casi le cuesta un disgusto. Keylor Navas le salvó del desastre en una doble acción que ya ha quedado grabada para siempre en el archivo «granota». Paró dos penaltis consecutivos a Jorge Molina, tras ordenar el cuatro árbitro el principal se había lesionado la repetición del primero. El costarricense atajó los dos disparos, ambos por el mismo lado, con la habilidad felina que acostumbra. Abandonó Sevilla como un héroe para sus compañeros.

Era una noche idónea para que el Levante UD volara a a las alturas de la Liga. Es habitual verlo ganar fuera de casa esta temporada y enfrente había un rival medio aturdido. La cuestión, insistió Joaquín Caparrós, era cerrar filas en torno al portero y esperar la oportunidad para salir en velocidad hacia la portería contraria. Hace ya tiempo que el grupo asimiló esta forma de jugar. En realidad, apenas ha variado con respecto a las últimas temporadas. Primero con Luis García y después con JIM, el Levante UD vivió del contragolpe. Caparrós ha recogido gustoso la herencia, sólo con algunos matices. Tiene una idea y la exprime en cualquier escenario y en toda circunstancia. El equipo impone un ritmo más intenso, pero no tiene, por ejemplo, un «9» tan eficaz como en las últimas temporadas. Babá está en el proceso. No alcanza a Caicedo, Koné o Martins. Pero va progresando.

Como dictaba el guión, el Betis dominó la pelota y el espacio en la primera fase del partido. El dinámico Chuli recibió el encargo del cuestionado Pepe Mel de afilar el juego del Betis. Dio mucho trabajo a los centrales. A Rodas casi le dio un disgusto, en un balón largo, que solventó Keylor Navas tranquilamente. El costarricense no tuvo mucho más trabajo. Pero transmite una seguridad asombrosa. Al Levante UD tampoco le faltan jornaleros cualificados, caso de los cinco que asfixian al rival al borde del área, entre ellos Diop.

Salvo algunas aisladas dudas defensivas, el Levante UD aguantó firme en el partido. Y poco a poco fue aumentando su presencia en el campo contrario, casi siempre guiado por Diop, un tipo listo para explotar la velocidad de El Zhar y Xumetra por las bandas. Especialmente activo estuvo el marroquí, en un estado de forma excelente.

El partido dio un giro con la expulsión del defensa bético Chica, que estaba jugando con fuego. A la media hora, agarró descaradamente a Babá para evitar un contragolpe. La jugada siguió en marcha, hasta que el balón le llegó a Juanfran, que se lo quitó de encima para cerrar la jugada y reclamar la atención del árbitro, antes de que pudiera quedar olvidada. El colegiado lo dudó y enseñó la roja a Chica.

Con uno más, el Levante UD ganó confianza y dio un paso adelante. Amaya evitó el gol «granota» en la linea de gol, a un disparo de Ivanschitz, cuando el equipo de Caparrós explotaba sus recursos ofensivos. En la banda, el técnico utrerano se frotaba las manos en un campo que siempre se le dio bien. Y no precisamente por el cariño de la gente, que no es que le odie por su condición de sevillista. Lo siguiente.

Caparrós dio entrada al artillero Sergio Pinto tras el descanso. Estaba clara la jugada. El alemán era un recurso para explotar, suponiendo que el Levante UD, en superioridad numérica, llegaría más veces al área bética. De paso, retiró a Mate, poco fino en dos regalos al rival en zona peligrosa.

Pese a las apariencias, al Levante UD le costó convertirse en dueño del juego. Le faltó pegar un puñetazo sobre la mesa, quizá temeroso a los contragolpes del Betis, que ganó velocidad con la entrada de Vadillo. El equipo de Caparrós se esperó hasta el final para volcarse sobre el campo rival en busca del gol de la victoria en un partido demasiado extraño, sin que ningún equipo se decidiera del todo a dejar claras sus intenciones. Hasta hubo cambio de árbitro, después de la lesión de Hernández Hernández, que obligó a tomar el protagonismo al cuarto colegiado.

En medio de las indecisiones, cuando el Levante UD empezaba a acercarse al gol, el grupo de Caparrós sufrió un calvario durante unos minutos, del que salió airoso. De un remate de David Navarro al palo al saque de un córner, el árbitro premió al Betis con un penalti en la continuación de la jugada. Keylor cometió penalti sobre Jorge Molina. La cara de Caparrós, en la banda, era un poema. Los focos dirigieron su atención a los dos protagonistas, el delantero y el portero. Navas paró el lanzamiento, a su izquierda, pero el colegiado ordenó la repetición. El guardameta se había movido sin disimulo. Otra vez el futbolista y el portero cara a a cara. Y otra vez el lanzamiento a la derecha, donde Keylor Navas volvió a atajar el lanzamiento con otra estirada felina.

Reforzado por la heroicidad de su portero, el Levante UD mereció el gol en los últimos instantes. Barral, recién salido, y El Zhar rozaron el gol. El árbitro no fue tan valiente, esta vez, en un derribo del marroquí en el área. Una pena.