El Tío Pena era uno de los mejores saques en la modalidad de Llargues, extendida en los tiempos anteriores a la guerra civil por todos los pueblos valencianos. Se anunciaba en los mejores desafíos de la especialidad que se jugaban en la comarca y aún lejos de ella. Llevaba la pelota en la sangre y, por su desmedida afición, impulsó partidas de frontón en la prisión de San Miguel de los Reyes mientras estuvo encerrado como preso político no dudó en embarcarse en un proyecto espectacular: la construcción de un trinquete en su pueblo. Una locura en tiempos en los que no había una peseta de subvención pública. La partida que se anunció como inaugural se jugó el 5 de octubre de 1947: Juliet y Lázaro contra Quart y Mora . Los cuatro ases del momento. Lleno absoluto y victoria de un Juliet que entonces reinaba en los carteles. Desde entonces, cada martes, aprovechando el día de «mercat» este trinquete ha ofrecido los mejores carteles del momento, con una afición fidelísima y una gestión impecable de los hermanos Soro. El Tio Pena aguantó como «marxaor» hasta poco antes de morir. Disfrutó al ver a su hijo mayor en los primeros carteles profesionales, siendo el principal rival de Rovellet en la Partida del Dissabte, en Pelayo, durante una década. Batiste fue un jugador elegante, «pasaor de pilota», dominador de los espacios y de las estrategias. Un jugador clásico entre los clásicos, muy respetado por los aficionados. Su hermano Manolo también se anunció en Pelayo en partidas de postín. La saga de los Soro pareció acabarse con el éxito de Batiste, Soro I pero un chaval avispado, Quico, sobrino de Batiste y de Manolo empezó a enamorarse de la pilota mientras estudiaba en el instituto. Se acercaba cada tarde al trinquete y demostraba facilidad para golpear a la pelota. Necesitaba mejorar su técnica, dominar los rebotes, jugar de «volea» y buscar «caretas»: un largo aprendizaje: un bachillerato que le daría el acceso a la universidad. En ese periodo vivió la experiencia del club de «galotxa» de Foios donde curtió y consolidó su afición. Su poderosa pegada deslumbró a los aficionados cuando conquistó, con apenas 19 años el trofeo El Corte Inglés del año 2003 en la final de Montserrat cuando derrotó a de Godelleta. Era el momento de dedicarse plenamente a la «Escala i Corda» con el objetivo de ser el mejor. En un par de años ya estaba en condiciones de anunciarse en carteles de categoría profesional. Fue campeón del Individual Sub 23, en 2004. Cinco años después estaba en la élite al conseguir el subcampeonato en el Circuit Bancaixa y el título de la Copa Diputación. Su objetivo era ser el mejor en el Individual. En 2011 puso contra la cuerdas a Álvaro en la final, con la igualada a 55. Un año después alzaba el trofeo en la final contra Santi. La lesión impidió jugar a Álvaro. Se organizó un desafío en Lliria en el que Soro venció y convenció. Ya era el mejor. Ha sido en el 2013 cuando, frente a Álvaro ha revalidado su condición de campeón indiscutible.

Allí, en la escala, a la altura del 8, la saga de los Soro apretaba los dientes, se estrujaba las manos sudorosas y sufría empujando los increíbles restos del «net del Tio Pena» aquel luchador que desafiaba a todos, que construyó, levantó y prestigió el trinquete de Massamagrell sin ninguna ayuda. El pasado miércoles, al ayuntamiento del pueblo homenajeaba a Soro III, un chaval forjado en el espíritu del sacrificio, de la valentía. Dignísimo sucesor del Tio Pena.