La clave de la victoria del Valencia ayer en el Coliseum Alfonso Pérez radica, en buena parte, en el juego desplegado por una sociedad reinventada ayer, la formada por Dani Parejo y Ever Banega. Los dos centrocampistas dieron al partido el ritmo que más le interesaba al Valencia en todo momento. Miroslav Djukic por fin pudo coordinar con éxito a un dúo que firmó grandes tardes de fútbol con Ernesto Valverde en el tramo final de la pasada temporada.

Ayer, tanto Banega como Parejo encabezaron todas las estadísticas del encuentro. El argentino, que venía de encadenar varios partidos grises, volvió a sentirse a gusto cerca del área (chutó 4 veces, el que más, igualado con Pabón), liberado de tareas defensivas por el derroche de Javi Fuego y la contribución de Parejo. De 63 intentos, acertó en 50 pases. Parejo concretó 70 de un total de 81. De esas combinaciones, Parejo realizó 21 de ellas en más de tres cuartos de cancha, por 18 de Banega. Además de su papel en ataque, se involucraron también en el corte, con nueve recuperaciones cada uno.

En el estado de forma de estos dos jugadores residirá una gran proporción de las posibilidades del Valencia de recuperar a tiempo el proyecto de este año. Lo más lógico es que Djukic repita esta sociedad en los próximos encuentros. Sería el segundo intento por parte del técnico serbio, que en sus inicios en el banquillo de Mestalla apenas quiso modificar el molde que había heredado de Valverde. Mantuvo a Banega de mediapunta, tratando de explotar una faceta poco utilizada en el rosarino, como el golpeo de media distancia. Sin embargo, las primeras derrotas contra Espanyol, Barcelona y Betis evidenciaban que, a pesar de la repetición del dibujo, el rendimiento no era el mismo y el equipo presentaba un grave déficit en la creación de juego, con pérdidas de balón en la medular que desembocaban en ocasiones muy claras del rival. Primero optó por cambiar las parejas del doble pivote (Javi Fuego y Míchel, Oriol y Parejo) mientras mantenía a Banega en su posición adelantada sin poder brillar. Pero, además de estar desasistido, el argentino estaba en un bajo nivel de forma. El técnico, consciente de que el equipo chocaba contra la filosofía que trataba de imponer, acabó rectificando y retrasó a Banega a la zona de creación, devolviendo a Banega al centro de la mediapunta, y desterrando a Parejo de su once. Hasta ayer, donde la sociedad volvió a carburar.