Un Valencia BC muy potente, crecido en las adversidades, dió dió ayer un paso de gigante para presentar su candidatura a la zona más alta de la ACB. Con una defensa eficaz el sello de Velimir Perasovic y un juego ofensivo capaz de rozar los cien puntos, apabulló al CAI Zaragoza, un adversario no menor pero que anoche acabó desapareciendo en combate. Un Doellman estratosférico asumió el mando cuando las dudas amenazaban en exceso. El estadounidense se echó el equipo a las espaldas, con números al alcance de muy pocos. Más allá de Doellman, jugadores como Lucic aportaron una intensidad sobresaliente cuando más la requería el Valencia BC. Del CAI Zaragoza no se esperaban facilidades, y no las dió en el primer tiempo. Si ya la temporada pasada era un equipo rocoso, disciplinado y competitivo, en ésta ha dado un paso más para consolidarse en la Liga Endesa. Lo confirmó en un primer cuarto muy serio, y en el que ni uno ni otro contrincante consiguieron dominar el marcador.

La misma tónica se repitió en el segundo, hasta que la marcha de Lischuk por acumulación de faltas marcaría el desarrollo de la contienda. Una personal y una técnica al pívot ucraniano cuando corría el minuto 15 obligaron a Perasovic a sentar al jugador, el único «cinco» disponible tras las bajas de Juanjo Triguero y Bojan Dubljevic. El Valencia BC acusó, momentáneamente, tal pérdida y el CAI supo aprovechar la debilidad local en la pintura para abrir una primera brecha en el luminoso (31-38). Los georgianos Shermadini y Sanikidze tuvieron gran parte de culpa. El primero asumió la responsabilidad ofensiva, y el segundo se encargó de cerrar el rebote en el aro propio.

Un parcial de 2-14 generó tal ansiedad en los jugadores que Perasovic tuvo que llamar a filas a los suyos, pedir calma y recordarles que quedaba aún toda la segunda mitad por delante. A los vestuarios se marcharon ambos rivales sin poder concretar ningún tipo de favoritismo (43-41 al descanso). La incertidumbre estaba servida, visto lo visto en la primera parte, pero la mayor preocupación venía por la fragilidad bajo aros mostrada por el Valencia BC. Una sensación que borró de un plumazo un parcial de 7-0 nada más retomarse el encuentro. Algo que descolocaría a un conjunto aragonés que en el tercer cuarto se mostraría muy alejado de sus prestaciones habituales. No pudo rebatir ya el juego más sólido del Valencia B. A partir de ahí la cita dio un vuelco imprevisto, con la completa disolución del CAI.