Si Marc Márquez (Cervera, 17 de febrero de 1993) es gigante es por su sonrisa. La luce con orgullo, la muestra con naturalidad y la utiliza como poderosa arma para meterse en el bolsillo a los aficionados. Su llegada a MotoGP este año ha cambiado totalmente las reglas del juego. Hasta ahora Valentino Rossi era prácticamente el único piloto de la categoría reina que hacía uso de su simpatía para contrarrestar el aburrido y serio mundo en que habían convertido las carreras los Stoner, Lorenzo o Pedrosa. Pero llegó Marc, y todos han tenido que esforzarse para no perder su cuota de encanto entre los seguidores del Mundial de motociclismo. El piloto de Cervera es un ciclón que arrasa en las gradas, pero sobre todo en los circuitos.

Marc Márquez es el hombre del los récords de precocidad. Prácticamente los ha batido todos. Ayer incluso se pregunta si no había ganado su primer título de MotoGP demasiado pronto. Su reto será mantener la ilusión y el hambre de victoria los próximos años. Porque el de Cervera ha llegado a la cima con solo 20 años, aunque si continúa el camino de Valentino, que disfruta con lo que más ama en este mundo, puede marcar una época en la historia del motociclismo.

Márquez nació casi sobre una moto, apoyado siempre por su padre Julià, que no dudó en cumplir sus deseos tan pronto como su hijo se los pidió. A partir de ahí, empezó a forjarse la historia de un campeón del mundo, que tras curtirse en el enduro y codearse con pilotos más mayores que él, atrajo la atención de Repsol que enseguida apostó por el de Cervera.

Pequeño, muy pequeño de estatura, dio el salto al Mundial en 2008, con 15 años. En 125cc demostró muy pronto sus aptitudes y su primer podio llegó pronto, en su sexta carrera, en el Gran Premio de Gran Bretaña, donde fue tercero. Esa campaña fue el segundo mejor debutante y concluyó decimotercero en el campeonato.

El salto cualitativo fue en 2010. El catalán se hizo con su primer título mundial haciendo algunas demostraciones como la de Estoril cuando ganó la carrera saliendo desde el garaje para adjudicarse la corona. Dio el salto a Moto2, y al contrario que este 2013, su estreno fue lleno de problemas, pero una vez más tiró de calidad y valentía para recortar la diferencia con el alemán Stefan Bradl y tener al alcance el entorchado hasta que una caída en Sepang le obligó a abandonar el Mundial.

Todo el mundo sabía que el salto a MotoGP no tardaría en llegar, pero el ilerdense esperó a 2013 y lo hizo como campeón del mundo de Moto2. El pupilo de Emilio Alzamora no dio apenas opciones a sus rivales y ganó con gran autoridad. Tanta autoridad que en Valencia partió último y venció la carrera. Increíble. Ese mismo año, el australiano Casey Stoner anunciaba su retirada y el equipo Repsol Honda le abrió las puertas para hacer historia.