El Valencia cumplió con el tramite, ganó al Nàstic y se clasificó para los octavos de final. Pero el poso no fue bueno. La afición acabó el partido recriminado a los jugadores su poco compromiso con el equipo y cantando: «jugadores, mercenarios» y «esta camiseta no la merecéis». Gritos que resonaron por la poca gente que había en el estadio pero que evidenciaron el disgusto. Y eso que el campo estaba prácticamente vacio y el gol de Alcácer era suficiente para superar la ronda. Porque, harta del mal juego del equipo, la afición le dio la espalda al equipo. Esa fue la reacción pública adoptada por los socios para mostrar su malestar con todo lo que está ocurriendo. También, cierto es, que ni el rival ni la hora invitaba a otra cosa. Mestalla registró una de las peores entradas que, los veteranos, recordaban. El murciélago de la grada central parecía un mosaico. Pero no, era que esta zona estaba prácticamente vacía. Por momentos, y cuando la zona joven callaba, se respiraba tal intimidad que se escuchaba perfectamente lo que se decían los jugadores entre ellos y las instrucciones que se lanzaban desde el banquillo. Por eso, cuando la afición pidió a los jugadores que le pusieran al partido testiculina, el mensaje llegó perfectamente a los destinatarios. Y fue apretar y llegar el primer gol de la noche. Corría el minuto 37 y fue precisamente Paco Alcácer, uno de los jugadores a los que Djukic ha venido ninguneando, quién marcó el gol que le daba tranquilidad al equipo y encarrilaba el pase a los octavos. El gol desquitaba de presión a un grupo que anda muy lejos del nivel esperado. Porque ayer, a nivel de juego, en poco se diferenciaban Valencia y Nàstic, cuando la realidad es que se enfrentaban un primera con aspiración de Liga de campeones y un Segunda B. Eso sí, en la segunda parte el bajón físico del Nàstic fue más que evidente y de ello se beneficiaron los jugadores con más desparpajo. Pero a Mestalla no le gustaba lo que veía. Amadeo Salvo, que llegó a Mestalla justo cuando iba a arrancar el partido estaba en Brasil en un viaje privado debió tomar nota y asumir que, la actual realidad, no gusta en Valencia. A pesar de ganar y clasificarse, la gente se giró hacia el palco para pedir explicaciones sobre qué está ocurriendo. ¿Y él lo sabe?