Apodado «Cucala», porque su jerarquía recordaba a la de aquel indomable guerrillero carlista del Maestrat, el centrocampista Cubells fue con su exquisita visión de juego el primer ídolo de Mestalla, en sana concurrencia con Arturo Montes, delantero depredador; así como el primer internacional en la historia del club, creador de la «escuela de fútbol valenciana», según la prensa estatal especializada. Se retira a una edad temprana, con 28 años, justo antes de que el fútbol español, con la instauración del campeonato nacional de Liga, dejara atrás el amateurismo, más o menos en el momento en el que los actores de cine mudo se quedaron sin trabajo por la irrupción del cine sonoro. Regresa al negocio de ultramarinos que regentaba su familia, antes de volver a involucrarse de nuevo con el club.

Cubells nace con el siglo, en el año 1900. La leyenda asegura que la afición por el fútbol le llega viendo jugar a un grupo de ingleses en un descampado cercano a su casa. Sí que está constatado que con 9 años presencia los partidos de «foot-ball» de la Exposición Regional de 1909. Como asegura el historiador Miquel Nadal, con 16 años se traslada a Madrid a opositar en Correos «y pasa allí 14 meses de abandono del fútbol y tentación taurina». Cubells regresa y se integra en clubes de corto recorrido como el Rat-Penat o el Deportivo Español, club precursor del Valencia FC.

Debuta en el estreno de Algirós

La fundación de la entidad, en marzo de 1919, le pilla en Sevilla, donde se había mudado con su familia. Una breve estancia que aprovecha para jugar en el Sevilla de Kinké y Spencer. Aún así, llega a tiempo para debutar el 7 de diciembre de aquel mismo año en el partido con el que queda inaugurado el campo de Algirós. Un amistoso contra el Castalia resuelto con empate a cero, en el que el presidente del Valencia, Octavio Augusto Milego, que por entonces ya jugaba en el Tonelada, un filial del equipo en el que sólo podían jugar futbolistas que sobrepasaran los 80 kilos, actuó como árbitro.

En ese joven Valencia de sólidas estructuras, fundado con la misión de convertirse en el equipo representativo de la ciudad, aparece Cubells. Un club moderno, que se adapta a la incipiente cultura de masas de la época, en la que deportes como el fútbol, el tenis y el boxeo pasan a ser actividades de ocio y consumo, al igual que el cine. La moda inglesa del fútbol es objeto del sarcasmo de los monumentos falleros. El juego elegante de Cubells encuentra su mejor socio en Rino, vecino del barrio. Se incrementan los números de socios y asistentes en un Algirós que se queda pequeño y aparece la primera oposición a la directiva valencianista con la Peña La Tartana, conocida así porque sus integrantes, como el futuro presidente Alfredo Aigües, acudían con ese carruaje al campo. En ese clima de entusiasmo crece una institución que ya tiene sus primeros ídolos. Una parte se decanta por Cubells, la otra, mayoritaria y más ruidosa, se entrega al fútbol impetuoso de Arturo Montesinos «Montes», goleador criado en las alquerías de Benicalap. Los dos jugadores traban una gran amistad pero les divierte un debate que no dudan en alimentar.

Futbolista ejemplar, modelo para el resto de sus compañeros, Cubells es el jugador escogido para abanderar, cogido de la mano de su hijo Pepe, la inauguración de Mestalla, el 20 de mayo de 1923. El Valencia disputa la supremacía de la ciudad con el clerical Gimnástico del Patronato de la Juventud Obrera y el marinero Levante FC. En 1925, año en el que queda abierta la línea telefónica directa entre Valencia y Madrid, Mestalla se llena con 30.000 personas para asistir al debut de Cubells, primer internacional del club, con la selección española, ante Italia. Cubells juega sin una muela, que le había arrancado de un golpe días atrás el madridista Quincoces.

La fama de «Cucala» traspasa Valencia y atrae la atención del Espanyol, un club ya clásico en esos años y que tiene al carismático Ricardo Zamora como portero. El «Divino» intenta convencer a Cubells para que cambie de aires, e incluso consigue que se embarque junto al equipo «periquito» en una gira por Argentina. Algo cambió en Cubells tras aquel viaje, se le ve más acomodado, y se suceden una serie de desencuentros con el entrenador James Herriot, sustituto del checo Fivber. El técnico inglés cree que Cubells, y también Montes, ya han dado todo el fútbol que pueden dar y que, en los albores de la profesionalización del campeonato, el equipo necesita otro impulso. Se fuerza una retirada que deja como legado 172 goles en 192 partidos y cuatro campeonatos regionales en el palmarés.