El requerimiento de 87 millones de euros al Valencia por parte de José Granell, exsocio de la empresa Newcoval, S. L., apenas tiene validez legal. Su recorrido jurídico es muy corto. Se contradice con lo firmado en el contrato que en su día firmaron la empresa creada por una filial inmobiliaria de Bankia (Bankia Habitat) y Aedifica (sociedad que gestiona desarrollos urbanísticos) para eliminar la deuda del club a cambio de gran parte de su patrimonio, una operación avalada en su día por el expresidente Manuel Llorente. Según aquel documento al que Levante-EMV ha tenido acceso, firmado ante notario, sólo obligaría al Valencia a pagar un máximo de 1,8 millones de euros en caso de que el proyecto final, Valencia Dinamiza, no se desarrollara, como así ha sido. Según Salvo, la cifra es de 900.000. Nada que ver con la exorbitante cifra que demanda Granell. La petición ha bloqueado, efectivamente, el proceso de venta del club a Peter Lim, como así manifestó ayer Amadeo Salvo. Pero no reúne suficientes argumentos jurídicos para que el magnate singapurense recule en su deseo de comprar el Valencia. Es una justificación muy débil.

El nombre de Newcoval ha vuelto a irrumpir en la vida del Valencia, interpretado por el club como un misil dirigido directamente a la línea de flotación de las negociaciones con el millonario asiático. El vínculo de aquella sociedad parecía totalmente olvidado. De hecho, ya no hay nada que decir al respecto desde hace dos años. Intervenido por Bruselas, el banco perdió la oportunidad de financiar el proyecto desarrollado (Valencia Dinamiza), por el que el máximo acreedor se quedaba en propiedad con gran parte del patrimonio del Valencia a cambio de la reducción de la deuda, y que permitía al club la construcción del nuevo estadio. En agosto de 2012, al no cumplirse las condiciones pactadas y no tener, por tanto, más recorrido, el plan Newcoval fue tirado a la papelera. Dejó, eso sí, una Actuación Territorial Estratégica (ATE) para los terrenos del viejo y el futuro estadio que el club guardó en un cajón. A la propiedad intelectual de este proyecto se aferra ahora José Granell, uno de los socios de aquella sociedad, para reclamar nada menos que 87 millones de euros. Una petición que a Bankia también ha pillado por sorpresa. Rompieron cualquier acuerdo en la fecha mencionada, por lo que Aedifica demandó 9 millones a la entidad bancaria por los gastos, un asunto que hoy está judicializado. Con el Valencia sólo quedó pendiente un pago máximo de 1,8 millones de euros al que nadie ha dado importancia. Lo dijo ayer Salvo y lo constata el entorno del anterior consejo, presidido por Manuel Llorente, que siempre valoró Newcoval como la mejor solución posible a los males del Valencia. Aquella sociedad, por cierto, no ha podido disolverse pese a los intentos del máximo acreedor, al estar participada al 50 por ciento por Aedifica.

¿Qué objetivo tiene, por tanto, el requerimiento enviado por Granell? Las versiones eran contrarias ayer en el entorno del Valencia, incluso algunas se encontraban en la conclusión final. La oferta de la empresa Zolotoya Zvezda niega que Granell forme parte de su proyecto, pero hay quien lo vincula con esta propuesta. En cualquier caso, las negociaciones entre Lim y la Fundación para el traspaso del club están más fracturadas que la pasada semana, al no haber consentimiento por parte del singapurense en el cambio de algunas condiciones. El requerimiento de Granell no tendría, en este caso, ningún peso en la operación.