Antes de tomar la primera comunión, Raúl ya aglutinaba a sus amiguitos para pelotear en cualquiera de las calles del pueblo. Siempre iba con la esfera de cuero blando en la mano y a la mínima, una pared lisa, a pelotear con las dos manos. Su padre fue uno de los impulsores del trinquet de galotxa de Godelleta y presidente de la Sociedad. Aquel día de la final del campeonato juvenil local fue el primero en el que, los viejos aficionados de este pueblo sintieron la punzada de la ilusión.

Un equipo con Fran, Zanón y Raúl impresionaba por la calidad técnica. Era la seguridad de que había un cambio generacional que podría devolver al club los triunfos lejanos. Más de uno dejó deslizar una lágrima por sus mejillas viendo cómo jugaban aquellos chavales, todos hijos del pueblo. En el año 2000, Godelleta conquistaba su sueño: el Trofeo El Corte Inglés.

Aquel joven trío conquistó varios títulos en la modalidad que identifica a Godelleta. La calidad de Raúl, y el empeño de superación le llevaron a escalar posiciones en las partidas de Escala i Corda. Campeón del Caixa Popular con apenas 19 años y dos títulos del máximo nivel en la Copa Diputación. Un «bachillerato» de seis o siete años de duro aprendizaje hasta poder decir con voz alta: «Estoy aquí, quiero escribir una parte de la mejor historia de la pilota valenciana».

Hace unos días la entendida afición de Vila-real le dedicó una de las más largas ovaciones que se recuerdan en el trinquete donde escribieron historia grande Salvaoret o Mezquita. Y el pasado sábado, en la cancha que le vio formarse como jugador, ofreció una nueva demostración de su poder de pegada, de la inteligencia, y de la virtud que le ha llevado a la posición de número uno, ya indiscutible, en la posición de «mitger»: la maestría para saber leer las jugadas y anticiparse a las acciones del rival.

Raúl siempre está donde debe estar, y por ello multiplica su efecto demoledor. Tiene esas virtudes que han hecho tan grande a Dani, un verdadero maestro para el de Godelleta: «Ver jugar a Dani me ha enseñado mucho. Es un verdadero catedrático en la concepción del juego», manifiesta Raúl, que con su carácter reservado prefiere olvidarse de comparaciones. «Yo quiero aprender cada día; en este deporte nunca se sabe bastante», razona.

Trofeo Moscatel

Raúl fue designado mejor jugador del torneo. Nadie lo puso en duda. Sin embargo para que ese triunfo de Raúl se produjera hay que resaltar la portentosa pegada de Soro desde el «bot» y sobre todo, a la hora de levantar los obuses lanzados por Puchol II. El resto de Massamagrell quiso marcar diferencias en Godelleta, en una de las catedrales del deporte autóctono. Y el de Vinalesa no acabó de sentirse a gusto. La rapidez de la cancha pareció desconcertarle en algunos momentos.