Catar ha acogido su primer mundial de cien kilómetros, en el que los cinco españoles participantes han preferido centrarse en el deporte y alejarse de la polémica decisión que impidió a las corredoras llevar sus habituales «tops» y mallas cortas. Tal y como le pasó a la gallega residente en Valencia Cristina González, a la que le adaptaron su habitual «top» para convertirlo en una especie de camiseta, con la que no se veía su cintura. No obstante, decía que «utilizar otra indumentaria no me supuso ningún obstáculo durante la carrera; eso diría muy poco de mí como deportista». González terminó en la posición 26 de la clasificación femenina. Su prioridad era «bajar de las ocho horas», aunque finalmente necesitó 8 horas y 48 minutos para completar la prueba.

El selecionador español de fondo, José Ríos, restó importancia al asunto y se quejó de que no se hable de un deporte en el que hay grandes atletas representando a España y «solo se hable de ellos por las braguitas de Cristina».