Un niño puede romperse la tibia, el tobillo o el brazo jugando al fútbol, al baloncesto o al balonmano, lastimarse en un tatami o romperse la crisma sobre una bicicleta, un kart o una moto. Pero si se liara a puñetazos sería un escándalo monumental. Por eso está prohibido el boxeo infantil. No se puede, por lo menos oficialmente, hasta los 14 años. Y por eso, la Federación Española de Boxeo organizó este sábado la primera edición del Campeonato Nacional de Formas de Boxeo Educativo. Y allí, en la categoría más pequeña, los benjamines de 10 años, ha brillado el niño que lleva asombrando desde hace tiempo en los cuadriláteros valencianos: Izan Pérez, que se llevó tres medallas de oro. El joven ganó dos de las tres demostraciones que calificaba el jurado: un minuto de «sombra» y un minuto de golpeo de saco. Fue también bronce en la prueba de un minuto de salto de comba, pero, por supuesto, también se llevó el premio al concurso completo.

«Es un caso increíble. A estas edades le preguntas a un niño qué quiere ser de mayor. Uno te dice médico; otro, astronauta. A Izan le preguntas y te dice que quiere ser campeón del mundo de boxeo» asegura su entrenador, Sento Martínez. El ex profesional lleva algo más de dos años con su pupilo y no sale de su asombro. «No es sólo la ilusión con la que viene. Es, además, el talento. Le explicas una cosa y la aprende en seguida». Circulan por internet vídeos de hace ya varios años y por entonces ya sorprendía en sus exhibiciones golpeando las manoplas del monitor o haciendo esquivas. «Ya sabe lo que es actuar en público y eso también es un valor a su favor».

La afición le viene por su padre, que fue boxeador aficionado. Prácticamente desde que se puso de pie empezó a pelear contra nadie y se apuntó al club de Sedaví. De ahí pasó al San Cristóbal. «A estas edades es una actividad extraescolar. Lo más que aprendes es coordinación, sentido de la disciplina y, por supuesto, estás en muy buena forma física». Sólo cuando tenga 14 años podrá empezar a participar en combates reglados. «Lo tiene todo. No para ser campeón del mundo, entendámonos. Lo tiene todo para empezar. Cuando ves a alguien con un talento especial, lo detectas en seguida. Es como cuando vino aquí por primer vez Johan Orozco (la gran esperanza del boxeo olímpico valenciano)». Y Sento le obliga a sacar buenas notas. «Le he dicho que si se le ocurre suspender, no puede venir».

El álbum de recuerdos de Izan (conocido ya como «El Potro de Valencia») es el de una figura en miniatura, rodeado de grandes figuras del cuadrilátero. Quizá dentro de diez años sea uno de ellos.