Pilota

Grandes con el cuero y la vaqueta

El reciente fallecimiento de Antonio Fuertes recuerda la estrecha relación entre los jugadores del Valencia CF y el deporte autóctono

Grandes con el cuero y la vaqueta

Grandes con el cuero y la vaqueta

Alberto Soldado | valencia

Antonio Fuertes, natural de Benimamet, era un fijo en el «palquet» de Pelayo hasta que pudo sostenerse en pie. Durante muchos años, cada mañana de sábado, acaparaba las atenciones de los aficionados del «trinquet». Sus partidas eran de primer nivel de aficionados. Una vez dentro de la cancha era un pelotari «loco» con la pilota de vaqueta. Exigía el máximo silencio en las gradas. Cuenta Rovellet que en cierta ocasión , uno de los viejos que disfrutaba de sus partidas estornudó un par de veces. Tonin Fuertes le miró fijamente y le dijo: « escolte, ara quan se li pase el constipat continuarem la partida». El buen hombre hubo de abandonar las gradas. Después, en la tertulia de la cafetería de Pelayo, donde se han reunido muchas viejas glorias valencianistas, Fuertes era una persona encantadora, de incontenible pero siempre respetuosa palabra. Su pérdida ha sido muy sentida entre los aficionados.

Fuertes no ha sido el único jugador valencianista pelotari. Rovellet recuerda la calidad técnica de Asensi, natural de l'Alcudia de Crespins. Si tenía algún rato libre lo dedicaba a jugar a pelota. Posteriormente, y hasta sus últimos años de vida, era habitual su presencia en las tertulias matinales de Pelayo, en las que solían acudir otros famosos futbolistas con los que compartían bellos recuerdos de su juventud deportiva. Amadeo, valenciano integrante de la legendaria delantera eléctrica, era admirador de Rovellet. Como también lo fue el malogrado Walter que se aficionó a la pilota valenciana gracias a Fuertes. Curiosamente fue el delantero brasileño, fallecido en fatal accidente de tráfico en la carretera de El Saler en 1961, quien desplazó de la titularidad al interior de Benimamet.

Vicente Piquer, de Algar del Palancia, el lateral español que mejor supo enfrentarse a la velocidad y calidad de Gento, el mejor extremo zurdo del mundo en aquellos años, integrante del Real Madrid de Di Stéfano, es uno de los más fieles aficionados al trinquet. Su presencia en Pelayo es muy habitual. Era fijo en una partida de dominó en la que Pesudo, el legendario portero de Almassora, demostraba su dominio de las fichas. Pesudo tuvo la desgracia de caer fulminado en plena calle después de su habitual partida y tertulia en la cafetería de Pelayo.

Antes de la guerra civil destacaba Goiburu, natural de Pamplona. Tras jugar en el Osasuna, Barcelona y Valencia fue pelotari de pala, cesta punta, frontón a mano en el Jai Alai de Valencia y fijo en las partidas de aficionados en Pelayo, a «escala i corda». Pasieguito fue otro destacado aficionado, y admirador de Rovellet y Soro, con quienes tertuliaba en el gimnasio de la calle Sueca. Juan Cruz Sol, natural de Elgoibar, enorme lateral derecho del Valencia, Real Madrid y la selección española, era un buen jugador de frontón, y llegó a participar en campeonatos oficiales en Valencia tras su retirada como futbolista. Su amigo Roberto Gil, de Riba-roja, era hombre muy vinculado a la pilota valenciana, de la que es un buen seguidor.

La leyenda de Puchades solía dejarse ver por el trinquet de Sueca donde tuvo el honor de entregar más de un trofeo a Rovellet. Pepe Claramunt, otro de los grandes de la historia del Valencia y de la selección española, era un magnifico jugador de frontón y de «galotxa» además de un admirador de Paco «Genovés» y Cerveró, lateral del Valencia campeón de Copa, Recopa y Supercopa de Europa en 1981 fue, tras su retirada, titular del equipo de «galotxa» de Alfarp.

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