Los achaques son el peor enemigo de Ferrer

La longevidad de David Ferrer sorprende a todo el mundo del tenis. Habiendo superando la treintena de años, temporada tras temporada se cuestiona cuando va a empezar la temida «cuesta abajo», ese declive al que, por ejemplo, también se resiste Roger Federer. El pasado fin de semana, el de Xàbia volvió a demostrar que la edad no es problema cuando se encuentra en buenas condiciones: ganó su primer torneo del año. Pero ayer se puso en evidencia cual puede ser su gran enemigo: los problemas físicos. Un jugador con tantas batallas en el cuerpo, y con un juego caracterizado por la brega constante corre el riesgo de resentirse. Y eso es lo que le ha pasado en el torneo de Auckland, donde estaba anunciado y se cayó del cartel. «Tengo problemas con la parte baja de mi espalda, problemas físicos. La semana pasada jugué en Doha tres o cuatro partidos, fueron muy difíciles y es difícil jugar cada semana» se justificó. Y en señal de buena voluntad, en lugar de desaparecer, como han hecho demasiadas veces algunas de las figuras del Open500 de Valencia, él por lo menos sí que se acercó a la capital de Nueva Zelanda para hacer acto de presencia. Era el cabeza de serie número uno, la gran atracción, y mutiló en parte el atractivo del torneo. En dicho torneo queda Roberto Bautista, que se estrenará hoy ante Adrian Mannarino.

Los tenistas se encuentran al otro lado del mundo en la última semana de torneos previos al Abierto de Australia. En ese país se disputa ahora el torneo de Sydney, donde Pablo Andújar pasó ronda tras ganar al finlandés Jarkko Nieminen por un doble 6-2 y ahora se medirá con el serbio Troicki.

En este torneo también fue noticia ayer el argentino Juan Martín del Potro, quien reapareció con victoria por 6-3 y 7-6 (4) al ucraniano Sergiy Stakhovsky 321 días después de su último compromiso en el circuito profesional, acosado por las lesiones.