Empieza hoy una serie de semifinales que sigue siendo extraordinaria para el Valencia Basket. Haber jugado, con la de hoy, cuatro semifinales demuestra que no ha sido fácil llegar hasta ellas. En una temporada con muchos baches, el conjunto taronja tiene un horizonte de ambición, ilusión y dificultad al frente. Ambición, porque pese a lo mucho que se ha hablado de una mayor o menor implicación el equipo nunca ha dejado de competir. Habrá estado más acertado o menos, pero por cuestión de ganas, nunca se ha caído derrotado.

Ilusión porque hay que disfrutar. De los 18 equipos que juegan la liga, sólo quedan ya cuatro. El Valencia Basket es un privilegiado. Poder jugarte estar en una final es algo muy grande.

Y dificultad porque enfrente hay un gran equipo. El Real Madrid aspira a conseguir su cuatro trofeo esta temporada. Con Supercopa, Copa del Rey y Euroliga en el bolsillo los blancos que quieren que este sea su año. Laso maneja una plantilla con múltiples recursos y mucho talento. Va a ser una empresa compleja, pero es deporte, y en baloncesto no hay nada inasumible ni inalcanzable.

Hoy será una nueva oportunidad de calibrar al equipo lejos de La Fonteta. Lejos de amilanarse, los chicos de Carles Duran se han adaptado a jugar como visitante con rigor, tranquilidad y éxito. Sumar una victoria daría a la serie un giro tremendo y golpe moral de autoridad.

Ésa será la gran clave. Tranquilidad. También faltará aderezarlo con acierto. De eso Van Rossom o Pau Ribas tienen mucho que decir. Sigue el espectáculo.