Llegamos este año a la quinta edición de la Champions de Llargues. Se jugará en tierras holandesas, a finales de septiembre. Ha sido un lustro de consolidación de ilusiones. Aquella primera edición, nacida con ambiciosas pretensiones, culminó en la hermosa fase final de Pamplona, con un amplio despliegue informativo.
No faltó ninguno de los grandes clubes europeos. Venció la histórica formación de El Campello, liderada por Martínez. La segunda edición tuvo su final en la plaza del Ayuntamiento de Valencia con la gran exhibición de Tibi y su capitán Álvaro frente al poderoso club de Kerksken.
Este último equipo ha vencido en las dos últimas ediciones, celebradas en tierras belgas y en la tradicional calle mayor de Alfara del Patriarca. Vencer en una calle clásica a los campeones valencianos demuestra la potencialidad del equipo que lidera Benjamin Dochier, nombrado el mejor jugador en la última cita mundialista de Massamagrell.
Al cumplir un lustro puede afirmarse que aquella ilusionante tarea creadora ha valido la pena. Ahí está la respuesta de los dirigentes de los clubes de Sella y de Benimagrell, que se perfilen como los representantes valencianos en la próxima edición: ambos han confirmado su intención de participar, «con más ilusión que nunca», convencidos de que los nuevos gobiernos locales son más sensibles al deporte propio de los valencianos.
Un deporte, el de la pilota en la modalidad madre, que ha conseguido internacionalizar sus torneos y hacerlo, además, con el apelativo valenciano: «Llargues». Y como a cada cual hay que otorgarle los méritos que en justicia le corresponden habrá que recordar que la aprobación de ese nombre oficial, en valenciano, fue obra directa y exclusiva del que fue presidente Joan Pasqual Llobell. Él consiguió que la directiva de la CIJB aceptara ese nombre para la modalidad que con diferente nombre se practica en varias regiones europeas.
