O algo está cambiando a marchas forzadas en el mundo del tenis o es una tormenta pasajera. Pero hoy se deciden los finalistas de Roland Garros y sólo hay una verdad absoluta: uno de ellos será un invitado ajeno al particular club Bildeberg tenístico, el que lo maneja prácticamente todo desde hace una década y que apenas deja las migajas a los demás. Uno de ellos no se apellidará Djokovic, Murray, Nadal o Federer. Porque los dos primeros dirimirán una semifinal y en la otra estarán el suizo Wawrinka y el francés Tsonga. La consecuencia es una final inusual. Tan sólo en cuatro de los últimos 18 Gran Slam ha aparecido un tenista fuera del poker.

Y es la segunda vez en los tres últimos grandes. Ya en el Abierto de Estados Unidos se produjo una increíble combinación de Marin Cilic y Kei Nishikori, ganada por el serbio. Desde 2011 hasta ahora, tan sólo Wawrinka, ganador en Australia en 2014 y David Ferrer, finalista en Roland Garros en 2013 habían asomado la raqueta dentro de esa particular tiranía. Si echáramos la vista atrás también veríamos que sólo tres tenistas (Cilic, Del Potro y Wawrinka) han ganado uno de los últimos 40 torneos grandes.

Con Djokovic en pleno rendimiento y Murray muy regular, la explicación parece estar en los problemas físicos de Nadal y la edad de Federer. Ni siquiera se puede hablar del rejuvenecimiento: aquellos que osaron aparecer en una final son jugadores de largo recorrido. Por ejemplo, Wawrinka y Tsonga tienen 30 años. La nueva hornada de jóvenes aún no ha llegado tan lejos.

Serena-Safarova, final femenina

La categoría femenina ya tiene finalistas: Serena Williams firmó su cuarta remontada del torneo para ganar a Timea Bacsinszky por 4-6, 6-3 y 6-0. Su rival será la checa Lucie Safarova que se deshizo de la serbia Ana Ivanovic por 7-5 y 7-5.