Verano de 1996, el joven ciclista de Ibi Rubén Plaza no para de ganar carreras con un equipo de Xàtiva patrocinado por el padre de una Anna Sanchis que, a sus 9 años, apenas empieza a dar sus primeras pedaladas. Separados por siete años, Plaza y Sanchis han ido progresando desde entonces con carreras muy prometedoras, pero marcadas por duras lesiones. Estos días ambos se van a olvidar de estos reveses y se van a centrar en disfrutar al máximo de su participación en el Mundial de Richmond. No es la primera vez que lo hacen, pero este año, por diferentes razones, tanto uno como la otra lo tenían muy complicado. En el caso de Plaza, como él mismo indicaba tras el Tour de Francia, parecía que a sus 35 años su oportunidad para estas citas internacionales había pasado. No obstante, su gran Vuelta, con otra etapa incluida, le dio el pasaporte a tierras americanas. Desde allí, el padre de Anna Sanchis atendía ayer a Levante-EMV y recordaba como en aquellos años 90 su jefe de equipo, Antonio Llopis —actualmente director del Valencia Terra i Mar de ciclismo— les dijo que «había un chico de Ibi muy bueno que podían incorporar para el equipo». No se lo pensaron y pronto Plaza empezó a conquistar carreras para ellos y a convertirse en referente de muchos jóvenes, entre ellos una Anna que pocos años después empezaría a demostrar ya sus cualidades.

«Todavía hoy Plaza es un ejemplo de que con tesón y esfuerzo se puede superar todo y volver a lo más alto» asegura Llopis que recuerda que por aquel entonces al hoy ciclista del Lampre se lo conocía como «el negro» y en las carreras se solía decir «cuando venga el negro os vais a enterar», en referencia a su gran calidad y poderío físico. De hecho, algunos lo empezaban a comparar con Miguel Indurain.

Anna vuelve a sonreír

Por su parte, Anna Sanchis mostró este año su nivel con su doble medalla de oro en el campeonato de España. Pero la dura caída que sufrió en el Giro, con fractura de clavícula incluida, hizo que se temiera por el resto de su temporada. No obstante, como recuerda su padre, tuvo una recuperación «increíble. Pocos días después de operarse ya estaba haciendo rodillo sobre la bici». Ahora, llega a este mundial «sino en plena forma, sí con muchas ganas e ilusión».

Curiosamente, el propio Salvador Sanchis tuvo que retirarse tras sufrir una grave caída en una Vuelta a España. Él cuenta cómo en aquellos años 90 Plaza hacía «unas exhibiciones increíbles» y añade que, pese a los problemas físicos «ha llegado a ser uno de los mejores ciclistas de España».