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De Pelayo a Alcoleja

Para que haya una final entre Soro III y Puchol II ha de haber pilota valenciana en muchos pueblos. Ha de haber finales como la que los pelotaris de Sella y Benimagrell protagonizarán el día 8 de noviembre en Alcoleja y ha de existir un gran torneo Interpobles con más de cuarenta localidades involucradas. Para que el viejo Trinquet de Pelayo recupere esplendorosa vida, no sólo en el día de las finales, es obligado un trabajo que se extienda por las comarcas valencianas. Y esa tarea, casi siempre anónima, merece en justicia una atención, un cuidado, una caricia cariñosa.

Es el trabajo que de una manera sistemática, organizada, eficaz, vienen desarrollando los diferentes clubes, con más indiferencias de las que pueden soportar, sin apenas ayudas pero con mucha ilusión. Clubes, además, que han sabido mantener las modalidades que distinguen a este deporte. Algunos, no hace demasiado fueron capaces de soñar hojas de ruta en las que, sin decirlo, arrinconaban a modalidades vivas por aquello de evitar competencias a la hora de las atenciones. Sacrificaban una riqueza heredada en un deporte milenario a favor de hipotéticas rentabilidades económicas. Hace ya varios lustros que un director general del Deporte, seguramente aconsejado por interesados intereses sugería que la pilota valenciana fuera una sola modalidad. De eso ya hace varios lustros? Y aquí están vivitas y coleando las formas diversas de entender algo que en esencia lo es. Y ya decían los clásicos que las esencias son inmutables? Estaría bien que quienes más pelean por el respeto a las diferencias, al menos en discursos, se convirtieran en activos enterradores de aquello con lo que no comulgan. Resulta que a lo largo del territorio valenciano encontramos Llargues, Palma, Perxa, Escala i Corda, Galotxa, Raspall, Frontó, restos de Frares y vivas Galotxetes. Todas ellas pertenecen a ese acerbo heredado, forman parte de un conjunto que venimos a denominar Joc de Pilota.

Esta semana asistimos a la organización de un congreso humilde, sencillo, sin ayudas, para debatir y explorar, para sugerir y para encontrar fórmulas que revitalicen la vida de los clubes. Y mientras los pelotaris de Sella y Benimagrell sueñan con ganar la final de «perxa», una modalidad viva en muchos pueblos de las comarcas del sur. Una final que para ellos es tan importante como la de Pelayo.

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