Ante la imposibilidad de continuar celebrando el Abierto de Valencia en la ciudad que lo vio nacer, la organización del torneo ya tiene decidida la venta de la licencia. La competición se irá, seguro, a Bélgica. Ahora falta por confirmar si lo hará a Bruselas o a Amberes, las dos ciudades de los Países Bajos que pujan ahora por acogerlo. Así lo han decidido estos últimos días los responsables de la competicón, Juan Carlos Ferrero y David Ferrer, y entre los que se encuentran también Conchita Martínez y Antonio Martínez Cascales.

Con la venta de la licencia, Ferrero y compañía se quitan un peso de encima, después de que la Generalitat incumplira su pago en los dos últimos años por una cifra que asciende a 1,5 millones de euros. Aunque se había especulado con la posibilidad de que lo alquilaran a otra sede, a razón de 300.000 euros durante cuatro años, la decisión de venderlo por 1,2 millones está tomada. La ATP decidirá en Londres, en una reunión que mantendrá a mediados de noviembre, si la elegida para celebrar el torneo es Bruselas o Amberes. La posibilidad de que regrese algún día a Valencia, en un futuro, es muy remota. En Bélgica, claro, seguirá siendo de 250.000 dólares.

La dirección confirmó ayer en una rueda de prensa ofrecida por su director Juan Carlos Ferrero y el director ejecutivo, David Serrahima, que esta edición es la última que se va a celebrar en la ciudad, al sentirse «engañados y defraudados» por la Generalitat. Según explicaron, la Generalitat no ha respetado los acuerdos comerciales que se acordaron, tanto el pasado año como el actual, al no abonarles el millón y medio de euros de la pasada edición, ni los 350.000 euros de la actual, por lo que están estudiando la posibilidad de presentar una demanda por ello.

«Nos sentimos profundamente decepcionados porque haya sido la última vez que veamos el torneo en Valencia. Más que decepcionados, engañados. Teníamos un acuerdo con el Gobierno que había en 2014 y ahora con el que ha entrado, que no han cumplido», indicó Ferrero. «No nos vamos por nosotros, sino por otra gente. Personalmente estoy muy tocado. Es un torneo que compré hace muchísimos años y era una ilusión a futuro. Muchos nos han dicho que es el mejor torneo del mundo», confesó.

«Hemos hecho un trabajo fantástico durante muchos años para ser uno de los mejores torneos. Pese a bajar este año a la categoría 250 hemos hecho un esfuerzo grande por tener el torneo aquí en Valencia», comentó.

Por su parte, Serrahima destacó que el acuerdo con la Generalitat no era una subvención, sino un acuerdo comercial. «Ellos compraron una serie de soportes, con cualquier otra marca patrocinadora que no hubiera respetado un acuerdo estaríamos en el Juzgado y es algo que tenemos que estudiar», dijo.

Ninguna autoridad del Consell ni de la Diputación acudió a la final. El conseller de Educación, Cultura, Innovación y Deportes, Vicent Marzà, así como el director general de deportes, Josep Miquel Moya, si que estuvieron presentes en Pelayo. El alcalde de Villena, Francisco Esquembre, y el teniente alcalde de Ontinyent, Joan Gilabert, fueron la representación institucional.