¿Quién dijo que habría gran riesgo de violencia entre aficionados? ¿Peleas? Nada más lejos de la realidad. El primer día de entrenamientos en Cheste dejó ayer patente que el motociclismo no entiende de este tipo de hostilidades. Más allá de que nunca se puede descartar algún incidente aislado, habitualmente acompañados por algún exceso en la bebida, la deportividad y el respeto dominan el ambiente en los alrededores del Circuit Ricardo Tormo. Levante-EMV recorrió ayer las principales zonas de acampada y comprobó de primera mano la cordialidad que viven los aficionados que van llegando desde distintas partes de Europa. A falta del desembarco de los seguidores de Jorge Lorenzo desde Palma de Mallorca, la legión de Valentino Rossi es mayoría en los anexos al trazado. Las banderas amarillas, con el número 46 de «Il dotore», dominan el paisaje entre tiendas de campaña y caravanas. Entre ellos, franceses, belgas, suizos y, por supuesto, italianos. También hay muchos españoles que se decantan por Valentino.

«Nosotros vamos con Rossi, porque es una leyenda, es el mejor piloto y nos gustaría verle volver a ganar y más aquí en Cheste», explican Gonzalo y Araceli, que comparten caravana con una pareja de amigos que va con... Marc Márquez. Verónica y Sergio lo tienen claro: «Somos más de Márquez, pero apoyamos a Jorge Lorenzo también para que gane el Mundial», explican mientras toman una cerveza después del viaje desde Villacaña (Toledo). Dos filas más hacia arriba encontramos a cinco chicos también recién llegados. Vienen de Vallecas, en Madrid, y es el quinto año consecutivo que se alojan junto al Circuit para seguir el último Gran Premio de la temporada. «Para mí el mejor piloto es Lorenzo, pero el más valiente es Márquez», dice Israel. «¿Rossi? Es 'dios', pero ha hecho una guarrada. No tenía ninguna necesidad de hacer lo que hizo y por eso se le va a ir el Mundial. Ahora es normal que muchos le piten», añade Joseba mientras se rasca la nariz.

Entre caravanas, se asoma un niño pequeño de la mano de su padre, que viste una camiseta de Jorge Lorenzo. A su encuentro salen dos mujeres. Está toda la familia, que viene de cerquita, de Reus. Cada uno tiene sus preferencias. «Lo de la tensión es mentira. Cada uno va con uno y no pasa nada», explica la madre del niño. La otra fémina, su hermana, tiene una razón de peso para no ir con Rossi. No es la supuesta patada del italiano a Márquez en Sepang. «Yo es que soy de Sete (Gibernau) y desde entonces no puedo con Rossi», explica en referencia a la famosa carrera de Jerez, en 2005, en la que Valentino envió al español a la grava en la última curva.