Después de vivir el Gran Premio más concurrido de sus 16 años de historia, la atención del Circuit Ricardo Tormo se dirige a otra nueva carrera. La que se libra en los despachos entre el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y el consejero delegado de Dorna Sports (empresa propietaria de los derechos del Mundial de Motociclismo), Carmelo Ezpeleta. Ambas partes negocian desde hace semanas la ampliación del contrato, que expira en 2016 y los próximos días van a resultar fundamentales, según fuentes consultadas por este periódico.

El nuevo gobierno valenciano ha dejado clara su intención de renovar el acuerdo con Dorna para que Cheste continúe siendo una de las grandes referencias en el calendario del Mundial. Pero ha solicitado una rebaja en el canon anual que cada temporada paga la Comunitat Valenciana por organizar la última cita del campeonato. El contrato, heredado de la época de Fabra, supone un gasto de 6,4 millones de euros (IVA aparte), más un millón más que cuesta toda la instalación.

Todas las voces del mundo de las dos ruedas han coincidido en los últimos días en que el circuito valenciano y el Mundial se necesitan. Hay que tener en cuenta que la prueba de Cheste es la cuarta „tras Brno, Jerez y Sachsenring„ de las dieciocho que se celebran que más aficionados lleva a sus tribunas (más de 200.000 espectadores este año año). El problema, si es que lo es, es que cuatro citas españolas pueden ser demasiadas para Dorna. Y las otras tres (GP de Cataluña, GP de Aragón y GP de España) están muy bien situadas. Con Jerez y Montmeló intocables, Motorland es otro circuito muy bien considerado. El propio Ezpeleta fue uno de los diseñadores del trazado.

De las cuatro, la prueba de Valencia es la que más paga y el objetivo de Puig es acercarse al resto. Jerez, que acaba de renovar su contrato tras las negociaciones entre la Junta de Andalucía y Dorna, ha negociado a la baja su antiguo contrato de 5 millones al año. Motorland (Aragón) paga unos 5,5 millones frente a los actuales cuatro millones que tiene firmados con Dorna la dirección del circuito de Barcelona (Montmeló). A estos contratos también hay que sumar una subida del 5% que se incrementa año tras año sobre el precio base de la firma del acuerdo.

El presidente del Consell, Ximo Puig, ha separado el GP de los «grandes eventos» de la época del PP, pero quiere sacarle aún mayor beneficio para los valencianos. Por otra parte, expertos en negociaciones de contratos deportivos consultados por este diario recomiendan al equipo de Puig aprovechar el hándicap que tiene la cita de Valencia, última prueba del calendario, para una negociación por objetivos. Puede haber ediciones, como este año, en las que el Mundial de MotoGP esté todavía en juego y otras donde la prueba llegue a la pista valenciana con todo decidido. De hecho, en los últimos quince años se han disputado en Cheste un tercio de los 45 títulos en juego, aunque solo tres pertenecían a la categoría reina (MotoGP).

Una situación deportiva que también afecta a la taquilla final y a los patrocinadores de última hora. Aun así, en 2014 con todo decidido Cheste registró una ocupación del 95% de sus entradas a la venta. Mientras que este año si hubiera podido doblar su graderío, con más de 80.000 entradas vendidas, lo hubiera llenado y superaría los cuatro millones de euros de ingresos por patrocinadores que tiene previstos. Según un informe de la compañía Millward Brown, MotoGP genera también un impacto económico en la Comunidad Valenciana superior a los 38 millones de euros.

El impacto económico que deja en la Comunitat ha superado este año los 40 millones de euros. Encontrar una plaza libre de hotel en 70 kilómetros a la redonda ha sido tarea imposible desde hace semanas. ¿Son datos suficientes para convencer a Dorna?