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Aitor Cebrián, técnico del Aielo Benjamín

"El resultado da igual. Estás formando a 14 futuros adultos"

El héroe valenciano del fútbol base es un chico feliz, amigo de sus amigos y estudiante de Historia

Aitor Cebrián. Pardo Martí

La charla del otro día con sus chavales, ¿es habitual?

Cuando hemos jugado con equipos de jugadores un año más pequeños, sí. Nos ha pasado tres veces esta temporada, pero ahora da la casualidad que ha salido. Curiosamente, también lo hice en la jornada anterior. Para mí, decirles a los chavales que respeten al equipo contrario si este es más pequeño, es lo normal. En categorías como benjamines, los niños de primer y segundo año deberían estar en categorías diferentes para que los partidos fuesen disputados. Es un problema de la federación, que no lo tiene en cuenta. Que no se preocupen por estas cosas no es un buen gesto, la verdad.

¿Y cuál es la reacción de los futbolistas? Los niños sólo quieren ganar y ganar...

Al principio siempre surge la pregunta de ¿por qué? Pero después, cuando les dices que se pongan en la piel de los otros niños, lo van entendiendo. Cuando les dices: '¿Cómo os sentiríais si os goleasen? ¿Y si no pudieseis dar tres pasos seguidos?' Y entonces, contestan: 'Pues a mí no me gustaría'. Entonces ya entienden el motivo y lo ponen en práctica.

¿No hace falta repetirlo durante el partido? ¿No les puede el ansia?

Los niños tienen mucha tendencia a buscar la portería rival, más que nadie. A veces, en el campo se lo tienes que decir otra vez. Que deben esperarse a robar la pelota en su campo. De todos modos, y eso no se lo he inculcado yo, los niños tienen mucha costumbre de dedicarle al gol a quien le ha dado el pase. Eso molesta menos al rival

¿Se siente usted un elemento extraño en el fútbol base? Habrá visto que no es fácil lidiar con algunos «padres»...

En mi caso, tengo suerte. Pero cuando veo a algunos padres chillando a los niños, diciéndoles al entrenador que tienes que hacer esto o lo otro, insultando al árbitro.... Muchos no piensan que los niños se miran en el espejo del padre. Hay muchos que se creen entrenadores y dificultan el trabajo. Deben saber que si el entrenador está ahí, es por algo. A los niños no hay que exigirles. Simplemente, son niños y están en edad de divertirse. El resultado da igual.

Entonces, no entiende cuando un entrenador le pide a su equipo que marque el máximo número de goles...

En estas edades, hay de todo. La mayoría si que va en ese plan. Pero también estamos los que pensamos que lo importante es aprender y disfrutar.

¿Qué es lo que más le ha dolido desde que es entrenador?

He visto cosas muy feas. Como un partido hace poco al que vino a pitarnos una chica. El entrenador rival aprovechaba el mínimo error para machacarla por ser mujer.

¿Cuál es su conclusión de todo esto?

Pues que, aunque hay muchos entrenadores como yo, ha valido para ver que lo importante no es formar sólo futbolistas, sino que estás formando a 14 futuros adultos. Deben aprender valores de respeto, compañerismo... porque eso les va a servir mucho en la vida.

¿Quién le enseñó a ser así? ¿Sus padres? ¿La vida?

Aprendí esta lección en juveniles, después de ganar en Dénia 0-6 con el Agullent. El martes fuimos contentos a entrenar y el entrenador nos echó una bronca espectacular: 'Humillasteis al rival, podíais haber tocado más el balón al final en vez de buscar más goles', nos dijo. Tenía razón.

Sus padres y amigos estarán orgullosos de usted, ¿no?

Bueno, he recibido muchas felicitaciones. Pero también algunos palos en las redes sociales de alguien que nos criticaba porque al final ganamos 11-0. Pero ellos no vieron el partido.

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