Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pilota

Una Ciutat de la Pilota (casi) fantasma

Tras seis años paralizadas se reactivan las obras del complejo sujeto a los vaivenes políticos

Una Ciutat de la Pilota (casi) fantasma

En enero de 2001 el DOGV publicaba la orden por la que se convocaba el concurso de ideas para el gran proyecto de la Ciutat de la Pilota. Se cumplía con un compromiso personal del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, en la población de Genovés , ante un amplio colectivo de jugadores y aficionados.

El conseller de Educació, Cultura i Esports, Manuel Tarancón, creó una comisión de asesoramiento, abierta, plural, para elaborar y acompañar el proceso de elaboración del proyecto. Las localidades de Alboraia, Moncada y Vilamarxant ofrecieron terrenos públicos para acoger la obra. Desde un primer momento se descartó la ciudad de Valencia.

Las políticas de Zaplana y Rita Barberá estaban entonces enfrentadas. Alboraia, en su huerta, junto a una clásica alquería valenciana, se planteaba como lugar idóneo para la comisión pero aquellos terrenos estaban protegidos y los técnicos decidieron que el mejor lugar sería en el término municipal de Moncada, en el paraje de Masías. El alcalde Juan José Medina pertenecía al grupo afín al conseller. Moncada ofreció gratuitamente los solares, en zona deportiva. Manuel Tarancón telefoneó al encargado de Ferrocarriles de la Generalitat para ordenarle que allí se construyera un apeadero.

La apuesta de la Generalitat era decidida. Aquel tiempo coincidió con la orden de construcción de minitrinquetes en los centros escolares, la creación del Museu de la Pilota de Genovés, la publicación de una unidad didáctica y un impulso a la internacionalización liderado por la Federació de Pilota Valenciana. Unos meses antes se había celebrado con gran éxito el Mundial 2000, con un papel arrollador de la selección valenciana y una presentación de lujo en el Palau de la Música. Enrique Sarasol mandaba en los trinquetes. Grau era el campeón individual y Álvaro se preparaba para instaurar su hegemonía.

La comisión de asesores se desplazó al País Vasco para conocer las características técnicas de las construcciones más vanguardistas del modelo vasco. El trinquet de la Ciutat había de ser un ejemplo de modernidad. Participó en el proyecto el prestigioso Instituto de Biomecánica así como los técnicos más experimentados en las transmisiones deportivas de TVV.

La Escala i Corda debía convertirse en un espectáculo atractivo para las cámaras: caretas y rebotes de cristal, muralla de vidrio transparente y cerca de 1.500 espectadores cómodamente sentados. Aquella instalación se pintaría de azul para el mejor contraste de una pelota blanca. Nada que ver con las transmisiones inauguradas el 22 de abril de 1990 desde El Zurdo de Gandia.

La Ciutat, proyecto del arquitecto Roberto Santatecla, ganador del concurso, se ideaba como tal: una plaza central a la que confluían los distintos juegos vivos de la pilota valenciana: frontones, galotxetes, minitrinquetes, cancha de llargues, Galotxa y Raspall, aparcamientos, cafetería, gimnasios y amplias oficinas para la FPV. Se convertía en un referente mundial del juego de pelota. Era la envidia de vascos, belgas, holandeses, italianos?mexicanos o norteamericanos. Se presupuestó por un total de 12 millones de euros.

Finalización en 2015

Zaplana marchó de ministro de Trabajo al gobierno de Madrid y como tal se desplazó a presidir el acto de imposición de la primera piedra, por parte de Juliet y Genovés, en abril de 2003. El ex presidente, y ministro con despacho en Valencia, anunciaba que la obra estaría finalizada en 2005.

A aquel acto no fue invitado el alcalde de la ciudad que había cedido los terrenos. Las luchas internas en el PP llegaban a esos extremos. Pero Zaplana ya no influía en los presupuestos de Valencia y Francisco Camps consideraba que la Ciutat era un legado de alguien con quien ya no se hablaba?

Las obras comenzadas a cargo de los presupuestos heredados de Zaplana se paralizaron, el óxido de los hierros se visualizaba desde el exterior; comenzaba a ser una vergüenza pública. Las obras estaban paralizadas más de un lustro y sólo se reanudaron para inaugurar el trinquet con motivo de Europilota 2010. Aquella hermosa ceremonia, televisada en directo, daba a conocer una espectacular instalación, la del trinquet, que albergó el torneo europeo de galotxa.

Compartir el artículo

stats