Freedom, freedom, freedom for United! (¡Libertad, libertad, libertad para el United!). Es el inusual grito de guerra que resuena en el interior del vestuario del Sueca United Football Club (en el grupo IX de la Segunda Regional) justo antes de que sus futbolistas „sólo diez a dos minutos de la hora del partido„ salten al césped del estadio municipal de Sueca para enfrentarse al Picassent B.

No es un partido más para el particular conjunto suecano, destacado colista con cero puntos, 448 goles en contra y sólo uno a favor con 22 jornadas disputadas. Se trata del primero después de que la Federación Valenciana de Fútbol haya advertido a los responsables de la entidad, de manera oficiosa, de que están bajo sospecha como consecuencia de las quejas de varios clubes de la categoría. El órgano federativo ha amenazado al Sueca United con la expulsión de la competición si sus jugadores no cambian de actitud sobre el terreno de juego. No se creen, ni por asomo, que sean capaces de tener los registros del peor equipo del mundo sin contravenir las normas del reglamento.

Por contra, desde el Sueca United se insiste en que el espíritu de la entidad no es otro que romper, con dignidad y dentro de las reglas, el establishment del fútbol. Todo un desafío al balompié tradicional.

Por todo ello, la plantilla del Sueca United se conjuró para dar la cara. Lo hizo. Tanto fue así que al descanso, con un 0-4 en contra en el marcador, desde la caseta del equipo de la Ribera Baixa sólo se desprendían aplausos y gritos de ánimo: Un gol, un gol i ens clavem en el partit! Tranquils, que estan cagats i açò se remonta. A per la victòria United!, se escuchaba con nitidez desde la grada. Todo lo contrario que en las duchas del Picassent B, donde sus jugadores se recriminaban el mal juego desplegado en los primeros 45 minutos: «Espabilem o què?»

Hasta entonces, el indiscutible héroe de la tarde era Salva, el portero del Sueca United. Había recogido cuatro balones del interior de su portería, pero también había sacado a relucir sus guantes en varias intervenciones providenciales. Tiene mérito, porque a falta de un cuarto de hora para que comenzase a rodar el balón, Salva ni siquiera sabía que iba a jugar. Estaba en las gradas, sentado con unos amigos, y la baja (in)esperada del guardameta «titular» le regaló la posibilidad de vestirse con el 1 a la espalda. «Salva, vols jugar de porter?» Su buena actuación bajo lo palos dio alas al resto de sus compañeros. Con un atrevido 1-4-3-3 de inicio sobre la hierba y con Pau Codina „capitán, entrenador y alma del equipo„ como jugador libre, el Sueca United vendió cara su piel, al menos hasta que el cansancio se apoderó de las piernas y los pulmones en la segunda mitad.

Las líneas del conjunto rojillo siempre estuvieron mal colocadas, los espacios a la espalda de la defensa fueron infinitos, los fallos en los pases más sencillos, incomprensibles, y los inoportunos resbalones una constante. Tuvieron tres ocasiones de gol, pero nadie supo rematar con acierto. Así, ningún espectador de la veintena que contempló el partido podrá decir que el Sueca United firmó un gran partido, pero tampoco podrá reprochar nada a sus futbolistas. El aliento entre compañeros, como el respeto al rival y al colegiado, nunca desapareció. Ni una mala palabra, ni una fea patada. Sólo deportividad y ganas de jugar al fútbol.

Eso sí, en la reanudación comenzaron a llover los goles en la portería de Salva. Uno detrás de otro. El Picassent B, tocado en su orgullo por las dificultades con las que se había topado en el primer tiempo, salió con la intención de aumentar la ventaja lo antes posible. Y lo consiguió. El 0-4 dejó paso a una goleada de escándalo, la enésima de la temporada. Los errores defensivos, con muchos jugadores descolgados en campo contrario, abrieron la puerta al festín de los picassentinos, cuyos defensas se disfrazaron de delanteros para aprovechar y anotar su «golito».

De todas formas, en ningún momento se torció el clima de cordialidad en el campo, los banquillos y la tribuna. «Son malos, pero son nobles, no veo por qué los tienen que echar de la liga. No hacen daño a nadie y hay muchos equipos peores, que no dejan de dar patadas. Hay muchos que van de figuras por ahí y la actitud de este equipo es intachable», indicaba Miguel Aguado, familiar de un jugador del Picassent B.

Con el 0-11 final „un resultado por debajo de la media„, el técnico visitante, Fran Soria, se marchó dando la mano. Soria también alega que no existen motivos para descalificar al United. «No van contra las reglas, aunque es verdad que para los rivales a veces es complicado encarar estos partidos y hacer que los chavales estén motivados», apunta. Su equipo fue el ganador de los tres puntos, pero la victoria moral se celebró, con once goles encajados, en el rebelde vestuario del Sueca United Football Club.