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Un corazón al que solo le falta el oro olímpico

La carrera del mejor triatleta de todos los tiempos estuvo a punto de truncarse por una anomalía cardíaca

Un corazón al que solo le falta el oro olímpico

­Superación y perseverancia. Fueron dos de los argumentos que dio el jurado del premio Princesa de Asturias para otorgarle el galardón a Javier Gómez Noya. Si su trayectoria fuera reflejada en el guión de una película, esas mismas dos palabras bien podrían conformar el título del filme.

Hubo un día en que la carrera de Javier Gómez Noya parecía que había terminado. Con tan solo 16 años, los médicos del Consejo Superior de Deportes (CSD) le detectaron una valvulopatía bicúspide congénita. Esta anomalía, según los cardiólogos del CSD, ponía en riesgo su vida si seguía haciendo deporte.

Fueron su propia ambición y el interés del doctor Nicolás Bayón los que permitieron que esta estrella del triatlón, pese a las dificultades „se llegó a sentir perseguido„, lograra emerger. Bayón insistió en que esa enfermedad tan solo requiere seguimientos. Cada seis meses se somete a un estudio cardiológico que garantiza que se encuentra en buenas condiciones.

Este joven nadador, que dejó el fútbol porque era muy rápido pero no tenía técnica, se inició en el triatlón de la mano de unos bomberos que entrenaban con él. Y cuando descubrió que sabía unir tan bien el agua, la bicicleta y las zapatillas de correr, ni siquiera los cardiólogos del CSD pudieron frenar su empeño en ganar y ganar y ganar „a Luis Aragonés le habría caído bien este chico„. «Cómo te vas a cansar de ganar, de lo que te cansas es de perder», afirmó en un reportaje de Informe Robinson que no puede faltar entre los visionados de un buen aficionado al triatlón.

A las dos semanas de que le devolvieran la licencia ganó el Mundial sub-23 en Nueva Zelanda. Cinco mundiales y cuatro europeos han completado su palmarés. Y una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres. Solo le falta el oro. Y su objetivo es que caiga en Río de Janeiro.

No fue a Atenas 2004 por una decisión un tanto polémica. En Pekín 2008, lesionado, quedó cuarto. La plata cayó en Londres 2012, solo por detrás del británico Alistair Brownlee. Con el Princesa de Asturias en la mano, el 18 de agosto tiene su próxima gran cita en Río. Al corazón de Javier Gómez Noya solo le falta ese oro olímpico.

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