Levantarse a las cinco y media de la mañana, desayunar, coger el tren en Gandia y viajar hasta Valencia, ir a la Universidad, comer, entrenar durante tres horas y media, volver a casa, estudiar, descansar y buscar un hueco para hacer vida social. Es el día a día de Héctor Cabrera (Oliva, 22 años), en plena preparación para los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Allí peleará, por primera vez, por una medallas olímpica en su disciplina: el lanzamiento de jabalina.
Héctor Cabrera inicia esta tarde (16.00 h.) su andadura en el Europeo absoluto de atletismo adaptado que desde hoy y hasta el jueves se celebra en la ciudad italiana de Grosseto. El atleta de la Safor pretende revalidar el título que logró hace dos años en Swansea. «Desde entonces no me encontraba tan bien como ahora. Por eso encaro la competición en las mejores condiciones. El objetivo es volver a levantar el título, aunque no será fácil porque la gente llega con mucho nivel. Es un año olímpico y los rivales se están preparando para los Juegos. Habrá que luchar por las medallas», explica el valenciano, capaz de hacer volar más de 60 metros la jabalina.
Cabrera padece una enfermedad en el mácula de sus ojos y eso limita su visión. «La mácula se va degenerando poco a poco, hasta que el día de mañana puede que me quede ciego. Pero soy amante del deporte desde pequeño y a los nueve, cuando me diagnosticaron la enfermedad, empecé a conocer el atletismo y me enamoré de él. Lo que me enamoró de la jabalina es que es muy difícil, muy complicada y muy difierente al resto de modalidades. Es cierto que hay días en los que amas la jabalina y otros en los que piensas : ´¿Por qué hago esto?´ Pero eso pasa en todos los deportes.
El joven atleta no pudo estar en los Juegos Paralímpicos de Londres por motivos técnicos y reconoce que no deja de pensar en lo que le espera este verano en Brasil. «Estar allí y hacerlo bien es el reto. Serán mis primeros Juegos y quiero disfrutar. Tengo en mente subir al podio, pero lo que quiero de verdad es disfrutar, conocer el ambiente y comprobar si lo que me ha contado gente como David Casinos es verdad. Estar en la villa olímpica y conocer a gente importante en el mundo paralímpico. Cuando uno empieza nunca se lo imagina, pero conforme llega el día... Seguro que la última semana será la más difícil, la que estaré más nervioso. No quiero pensarlo demasiado, soñar es barato pero te puede costar caro», concluye Cabrera.
