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Va de bo

Sacha y las 120 escoles de pilota

Sacha y las 120 escoles de pilota

El joven pelotari Sacha de Orba acaba de proclamarse campeón del torneo mundial de La Vegas, en la categoría sub 19, y en la modalidad de pelota a mano más popular de los EEUU. Es el fruto de un intenso trabajo en la búsqueda de un sueño. Ya fue el mejor joven europeo; ahora puede considerarse en la élite mundial de una especialidad que se practica en los cinco continentes.

Pero Sacha también es el producto de un trabajo del conjunto de la pilota valenciana que conviene valorar en justicia. Su calidad es el fruto de las bases competitivas asentadas desde la más temprana edad.

Más de ciento veinte escuelas hay registradas y con actividad consolidada en el censo de la Federació de Pilota Valenciana. Son cifras que impresionan a quienes conocieron el nacimiento de las primeras escuelas en Genovés, con el maestro Rocio, o Guadassuar, con Julián de la Fuente, y aquel primer minitrinquet, hace ya más de treinta años. Todas ellas participan en competiciones federativas, en función de sus posibilidades y deseos. En la mayoría hay chicos y chicas y participan en distintas modalidades, produciendo pelotaris polivalentes, como el caso de Sacha. Es el ejemplo de las escuelas alicantinas que han sido capaces de aportar nombres como el de Pere Roc, Giner, Conillet, Francés, Ferrer, Pablo o el citado Sacha. Más de tres mil seiscientos jóvenes de ambos sexos se han inscrito en las competiciones de los Juegos Deportivos de la Generalitat. Las cifras han crecido de manera exponencial en los últimos años.

Las escuelas vienen asistiendo a asambleas sectoriales. Ya se han celebrado las de Benidorm y Valencia. Los clubes y monitores hablan de sus problemas e inquietudes. Hay un denominador común en señalar las muchas palabras a favor del deporte base y lo poco acompañadas que van en materia de presupuestos. La mayoría de los monitores, que viajan, ponen sus vehículos a disposición de la causa y asumen responsabilidades como guardianes de los chavales, apenas cobran un dinero que no cubre muchas veces ni un mísero jornal. Sin una carga extra de vocación no serían capaces de asumir esos compromisos. Por eso no morirá nunca el Joc de Pilota.

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