Cuando nació el Individual, hace XXXI años, casi nadie creía en él. De hecho, el torneo se impulsó desde el diario que tiene usted en sus manos cuando era presidente de la Federació. Víctor Iñurria.

Los «trinqueters» de la época no es que no creían en el Individual, ni en el de parejas y tríos, apenas creían en nada que no fuera esperar al postor de turno que se dejase cada tarde varios miles de duros, con la correspondiente propina para los jugadores. Pelotaris que, evidentemente, rendían acorde a los intereses de cada tarde. Era normal que a más propina el compromiso fuese superior Los trinquetes, como nos decía Juliet de Alginet, en acertada comparación, eran «cases de joc».

Hoy el Individual es el acontecimiento por excelencia de la pilota valenciana; sus finales agotan las entradas y despiertan pasiones. Aquellos «locos» que pusieron en marcha el primer torneo, estaban cargados de raciocinio y de sentido de la modernidad. Desde la primera edición cautivó a los aficionados. Era algo nunca visto.

Ayer comenzó el torneo en Vilamarxant. Unas pocas docenas de espectadores se acercaron para disfrutar del debut de Carlos de Massalfassar, que es pelotari de la cabeza a los pies, con un estilo que encandila y un «manró» que es obra de arte. Se enfrentaba el debutante contra Santi el de Finestrat que llegó a disputar una final contra Álvaro en 2012.

Ganó el de La Marina porque es un pelotari que domina la estrategia del mano a mano, y es jugador con muchas cualidades. Dominó de principio a fin y ganó por 60 a 25 que es marcador excesivo para lo que vimos en la cancha pues hubo de pelearse en cada «quinze», siempre con intensidad. Nos gustó Carlos, que tiene condiciones para llegar muy alto y confirmó Santi sus muchas posibilidades. El de Finestrat estaba contento pero exigente consigo mismo nos decía que «puedo y debo jugar mejor». O sea que piensa a lo grande. La segunda partida enfrentó a dos «mitgers»: Monrabal contra Salva con triunfo para este último por 60 a 40