Héctor Barberá (Dos Aguas, 1986) vivirá este fin de semana uno de los grandes retos esperados durante toda su carrera. El piloto valenciano se sube en el Gran Premio de Japón a una moto de primera fila. Nada menos que a la Ducati Desmosedici GP16 del italiano Andrea Iannone, al que sustituye en la carrera de Motegi. Un premio anticipado para Barberá, el aperitivo de lo que le espera la próxima temporada. Ducati le ha fichado para correr en 2017 con su marca y en Japón va a tener la oportunidad de correr en similares condiciones a la de los gigantes de MotoGP: Márquez, Rossi, Lorenzo, Pedrosa, Viñales y compañía.

Iannone, que fue sustituido por su compatriota Michele Pirro en el Gran Premio de Aragón, no puede acudir a la carrera japonesa por estar realizando unos entrenamientos con el prototipo de 2017 en el circuito Ricardo Tormo de Cheste, precisamente, y los responsables de Ducati han pensando en el valenciano para suplirlo al menos en la carrera nipona.

Barberá, que en la actualidad disputa el mundial de MotoGP con la versión 14.2 de la Desmosedici en el equipo Avintia se «despertó» con la noticia nada más aterrizar en Tokio, aunque no ha sido fue hasta pasadas unas horas cuando desde el fabricante de Borgo Panigale se le confirmó que sería él quien sustituyese a Andrea Iannone en una de las dos Ducati oficiales de fábrica.

Su lugar en el equipo Avintia lo ocupará el australiano Mike Jones, campeón australiano de 2015 en Superbike con Kawasaki y en la actualidad es quinto en esa competición sobre una Ducati del equipo del ex campeón mundial de esa nacionalidad, Troy Bayliss. «Estoy un poco como en shock pues me ha costado mucho llegar hasta aquí, llevamos dos años muy buenos y bastante competitivos y al llegar al aeropuerto me comentó ´Bocha´ (su mánager)) que había esta posibilidad», explicó Barberá.

«Es increíble la noticia, es un sueño de pequeño al que quieres llegar, pero soy consciente de que vengo para una sustitución, que no es mi sitio ni donde me voy a quedar, pero confío mucho en mí, en hacerlo y trabajar bien y en afrontar un fin de semana lo más positivo posible», aseguró Héctor Barberá. «Aunque las dos motos son Ducati, no se parece en nada a la que tengo yo, no hay comparación posible. Sí, son Ducati, pero completamente distintas», recalcó Barberá, que desde ayer dedica muchas horas a rodar para acoplarse a su potente montura.