Fue un milagro que Marc pudiera salir a la cancha, aunque fuese infiltrado y con protecciones especiales. El chaval tiene ese genio que le ha aupado a las alturas y afrontó la dura papeleta de medirse contra el campeón mermado de facultades.

Marc cumplió con las exigencias propias y las de una afición que animó de manera especial las gradas de Pelayo, en una entrada que no se resintió a pesar del Valencia-Barça en el estadio de Mestalla. Las gradas estaban llenas. Merecía la pena.

Venció Soro III por 60 a 30, con mucha solvencia, sin sensaciones peligrosas. Colocó un 40-15 de salida y permitió que su rival disfrutase en unos pocos juegos para colocarse en un 30-55.

Hasta ahí llegaron las posibilidades del de Montserrat que, eso sí, tuvo la satisfacción de notar al calor de los aficionados, con numerosas ovaciones en esas jugadas espectaculares, y a veces novedosas que nos ofrece.

También flotaba en el ambiente el reconocimiento a su gesto valiente. Marc reconoció al final de la tarde que había «sufrido mucho. Me ha dolido mucho, pero tenía ilusión de jugar esta partida. La experiencia ya no me la quita nadie», explicaba, pero que había decidido salir a por todas.

Quico Soro accede a su séptima final consecutiva, cifras ciertamente espectaculares que demuestran la grandeza de su figura como pelotari. El próximo domingo volverá a tener la oportunidad de alzar el trofeo más deseado, el dedicado al President de la Generalitat Valenciana, que patrocina Bankia.

Traslado de última hora

La empresa comunicaba ayer por la mañana el traslado de la semifinal prevista para esta tarde en Massamagrell, al trinquet de Pelayo, a partir de las 17,30 horas.

Miden sus fuerzas Puchol II contra Miguel y es partida sin pronóstico definido. Llegan los dos cargados de ilusión a esta decisiva cita. Las apuestas saldrán ligeramente favorables al resto de Vinalesa, pero el de Petrer ha demostrado tener calidad y experiencia para derrotar mano a mano a cualquiera.