Los entrenamientos del fin de semana lo habían avanzado y la carrera de ayer lo confirmó desde el minuto uno. Jorge Lorenzo quería reivindicarse en su última carrera con Yamaha antes de dar el salto a Ducati, y vaya si lo hizo. El mallorquín, que se proclamó campeón del mundo en Cheste el año pasado, recobró aquellas sensaciones sobre el trazado valenciano abriendo gas desde el principio y sacando ventaja a todos sus rivales. Al final, Márquez se le acercó y puso algo de emoción, pero, para ser francos, su victoria nunca peligró.

Si por delante el ganador parecía claro, por detrás hasta cuatro pilotos se fueron peleando hasta el final. Dos italianos, Iannone, que acabó tercero, y Rossi, que se quedó cuarto. Y dos españoles, el campeón Márquez, que fue durante mucho tiempo tercero y cuarto, pero que al final se fue en solitario a por el vencedor. Y Viñales, que lo intentó al inicio, pero luego se mantuvo en un segundo plano.

Iannone, con mayor punta de velocidad, y Rossi, con más picardía, protagonizaron los momentos más emocionantes de la prueba, levantando al entusiasta público de sus asientos „hay que ver lo que sigue moviendo aún el de Yamaha„ y estando a punto de irse por los suelos en varias ocasiones. Todo ello lo aprovechó Márquez para, primero acercarse y después colocarse segundo, casi a la desesperada, a por Lorenzo. Es lo que tiene sentirse ya campeón, que te dedicas a disfrutar y a divertirte sobre la moto.

Por detrás, el británico Cal Crutchlow (Honda RC 213 V), noveno en el decimosexto giro, se fue por los suelos en el siguiente, lo que permitió ganar una posición tanto a Álvaro Bautista (Aprilia RS-GP) como a Héctor Barberá (Ducati Desmosedici GP14.2), que luchaban entonces por el undécimo puesto junto al italiano Danilo Petrucci (Ducati Desmosedici GP15). Al final, el valenciano Barberá acabó undécimo, lo que le permitió finalizar el Mundial en una muy buena décima posición y afrontar el siguiente año con la moral por las nubes.