Seguramente una de las aportaciones más interesantes del Circuit de Llargues La Bolata es la presencia de la localidad de la Marina Baixa Ondara como sede de una de las jornadas. Precisamente este domingo, a partir de las 10 de la mañana, comienza una fiesta que enfrentará en tres grandes duelos a los seis equipos participantes: Sella contra la Vila; València contra Benimagrell y Parcent contra Agost.

En acción saques como Malia, Jan, Angel y Sergi y restos de la talla de Jordi, Jesus, Quico, David, Marc, Adolfo II, Toni, Pedro, Sacha, Adrià, German, Ivan, Ramón, Jose, Esteban y Miguel.

Un conjunto de pelotaris que rinden tributo a la modalidad madre del Joc de Pilota. Y en cierto modo homenajean a aquellos protagonistas de una histórica partida jugada en este pueblo en el otoño de 1888, hace exactamente 128 años.

Probablemente desde entonces no se ha jugado en Ondara una jornada de Llargues tan importante. En aquella partida, cuentan las crónicas de prensa, se habilitaron graderíos especiales en la calle de la Iglesia para más de ochocientos espectadores, que, evidentemente, fueron insuficientes para los cuatro mil asistentes que según se cuenta asistieron.

Apuesta de 30.000 reales

Doce números de la guardia civil al mando del teniente de Dénia fueron los encargados de vigilar posibles incidencias, de las que no se tienen noticias a pesar de que la apuesta inicial era de 23.000 reales que subieron hasta 30.000 a lo largo de la partida. Traducido en pesetas superaban las 7.500, cuando un jornal apenas llegaba a las tres pesetas. Una verdadera fortuna con la que se hubieran podido comprar varias extensiones de naranjos.

En aquel histórico duelo jugaron, como un tal día como hoy, pelotaris de la comarca: Danielet Guerri, el Estudiant de Murla, Fabián Peiró de l´Alqueria de la Comtessa y Baltasar Vives de Beniarbeig, contra Jaume Moro de Parcent, Marco de Xalí y un desconocido que a la hora de la partida resultó ser el Xiquet de Calp.

Triunfo de Estudiant

¿Quién ganó? Las partidas eran a «pujar i baixar», es decir quien ganaba un juego y el siguiente sumaba 10, pero si perdía el siguiente bajaba a cinco. El pacto era llegar a 35 tantos. Tras más de tres horas de dura pelea, sobre las 4 de la tarde, se alzó con el triunfo El Estudiant de Murla.