Con esa «marcaza», la del domingo pasado, habrá sido su carrera soñada...

Ni en mis mejores sueños podía imaginar que podía hacer esa marca. Salí a hacer 2:32.30, que hubiese estado genial. Tenía de marca 2:34.42 y la mínima para el Mundial era 2:33.00. Salí para intentar asegurar de cara a ir al Mundial de Londres. Tres días antes, mi liebre (Pedro Nimo) se había lesionado, pero hicimos un gran labor de equipo y fui con Pablo Villalobos, Iván Álvarez y Juan Pedro, que me llevaron como una reina. Una parte de esto es de todos ellos.

¿Cuándo se dio cuenta de que podía firmar un tiempo así?

Pues la verdad es que no lo esperaba, pese a que iba muy bien. Al paso del kilómetro 30, tenía le sensación de ir rodando. Dije que iba muy bien, como la seda, y es entonces cuando empieza el maratón. Normalmente, ahí empiezas a fatigarte. Pero el domingo iba genial. Sabía que ya llegaría la fatiga, pero en el 35, en la subida hacia el Bioparc, todavía iba muy bien. Pensaba que seguro que la tenía ya, porque iba con bastante margen, pero siempre pensando en esos 2:32.30. Me había equivocado al mirar el reloj a mitad carrera, pues iba mejor de lo que yo vi. Si lo llego a ver bien, me hubiese entrado miedo. Ahí iba para hacer 2:31.

Y, entonces, llega al final pletórica de fuerzas.

Sí, fue increíble. A partir del 36, fui cogiendo a una italiana. Iba sexta y vi que la estaba alcanzando y eso todavía me dio más ánimos. Además, a partir de ahí es cuando veo que viene bajada y que ya no va a dar el aire de cara, sino de culo. Tenía pensado apretar a partir de Archiduque Carlos. Ahí me lanzo y empezamos a recortar y a apretar. Lo que pasa es que no tenía ni idea del ritmo que llevábamos. Yo no miré el reloj. Iba a sensaciones. Voy tan bien, que aprieto. Ya en el 37 viene la fatiga, empiezo a sufrir y en los tres últimos kilómetros lo pasé mal. Pero sabía que iba a bajar de 2.33. Cuando llegamos a la pasarela, Pablo me dice que podemos bajar de 2.31 y ahí pego un esprint. No sé de dónde saqué las fuerzas. Fue una pasada. El público fue bestial, había tramos que parecía el Tour de Francia, con un pasillo lleno de gente. Todavía no soy consciente de lo que he hecho. No tenía ni idea. No lo podía concebir. Esa marca no estaba en mis cálculos.

En su estado de whatsapp dice «toca recoger lo sembrado». ¿Qué ha sembrado?

Un entrenamiento muy bien planificado. Me fui a entrenar a Soria este verano, entre agosto y octubre. Allí puedes entrenar en pleno agosto con 13 grados por la mañana y a última hora de la tarde. Aunque haga calor, el clima seco es estupendo para hacerlo. Hay gente que dice que si me fui por altura, pero no es así porque solo está a 1.100 metros. Es por la temperatura. Y en Soria se disfruta corriendo, hay muchos caminos y las cuestas que hay, endurecen.

¿Quién le diseña su plan de entrenamiento?

Yo, me lo hago yo, porque soy soy mi entrenadora. Me autoentreno desde septiembre del año pasado. Primero estuve con Abel Antón y con él mejoré muchísimo. Pero llegó un momento en el que me estanqué un poco. Confío mucho en mi plan. Soy médica, he estudiado curso de entrenadora y estoy formándome continuamente.

¿Se ve con un pie en el Mundial de Londres?

El Mundial no lo tengo aún. No tengo la plaza fija. He hecho la marca mínima, pero también hay gente que puede hacar mejor marca en los próximos meses. Alesandra Aguilar y Paula González están capacitadas para superar la marca y pueden sobrepasarme. Eso sí, que nadie el año pasado consiguiese este tiempo es importante. Ten en cuenta que al Mundial pueden ir más que a los Juegos, donde sólo van dos, pero tampoco puedo decir ya que voy a ir seguro. Ahora mismo depende de los demás. Yo ya hecho lo que tenía que hacer.

¿Y ahora? ¿Cuáles son sus siguientes objetivos de la temporada?

Mi siguiente reto es el Campeonato de España de Media maratón, el 5 de febrero en Granollers. Dos semanas después es el de Maratón. Pero tenía que elegir y ese ya queda muy cerca del Mundial y no quiero machacarme. Elijo el primero porque quisiera llegar bien a Londres.

A su edad (34 años), tiene mucho margen para progresar en la larga distancia, ¿no?

Tengo margen porque me inicié tarde en la competición. A entrenar fuerte no empecé realmente hasta los 20 o 22 años, prácticamente hasta que no me puse a trabajar Así que estoy menos machacada. Confío en llegar a los Juegos de Tokio 2020 con 37 años.

¿Qué ventaja le da ser médico?

Ser médica me aporta conocer muy bien el cuerpo, toda la fisiología, saber qué tipo de entrenamiento me va mejor y qué me puede aportar. También entiendo mejor por qué conviene comer unas cosas y otras no. Para eso, además, tengo un nutricionista desde hace muchos años.