¿Cómo se prepara un jugador de pilota profesional? ¿Cuánto y dónde entrena? ¿Trabaja aspectos tácticos? ¿Lo hace solo o en grupo? ¿Tiene entrenadores?

En la última década, la paulatina profesionalización de la pilota valenciana ha supuesto un paso de gigante en la preparación de los pilotaris. Un fenómeno que ha sido posible gracias a la valentía y el esfuerzo de grupos de trabajo como Pilota 2.0, actualmente a cargo del entrenamiento de seis jugadores de escala i corda, entre ellos Puchol II, el nuevo campeón del Individual.

«No somos preparadores físicos. Entrenamos todas las vertientes de la pilota, aunque solo en la modalidad de escala i corda. Trabajamos en la cancha, en el gimnasio, hacemos carrera, profundizamos en la parte psicológica y emocional de los jugadores... También trabajamos el aspecto táctico y estudiamos las partidas del rival para saber qué se puede hacer. Se trata de preparar al jugador de una manera profesional», explican Agustín Larré y Domingo Palacios, cabezas visibles de Pilota 2.0, colectivo en el que también colaboran especialistas de distintas ramas.

«Queremos que nuestros jugadores orienten sus vidas hacia la pilota profesional, porque lo que nos atrae es el alto rendimiento en la pilota. No somos entrenadores de mantenimiento. Ellos son profesionales y tienen que saber cuándo se ha de entrenar y cuándo no. Hay semanas en las que toca trabajar diez veces y en otras ninguna. Para ellos no es fácil, la situación es la que es, pero para nosotros tampoco», indica Larré. «Es un gran sacrificio y la sociedad no sabe lo que le supone a un pilotari todo este trabajo, pero está demostrado que el entrenamiento planificado da mejores resultados», completa Palacios.

Ambos son profesionales de la educación física y tienen experiencias anteriores en otros deportes. Desde hace 15 años se han volcado en este proyecto, con vocación de dar un paso al frente en el deporte autóctono. «Estamos invirtiendo para aportar al mundo de la pilota, que tiene potencial para ser el deporte de los valencianos», asegura Larré. «Hay una frase que nos revienta: 'Esto se ha hecho toda la vida'. Si es así, en vez de una fortaleza es una debilidad, porque no ha evolucionado. Hay cosas que se deben mantener en la pilota, factores diferenciales como que jueguen dos contra tres, se cambien los jugadores en el mismo vestuario o no se proteste. Pero hay otras que en las que hay que evolucionar», añade Larré. Entre ellas, la gran cantidad de partidas que se disputan. «Dicen que antes jugaban todos los días. Probablemente, la velocidad de la pelota antes no era la misma que ahora porque no se jugaba por arriba. El jugar tantas partidas, dos o tres por semana, hace que no se pueda aumentar el rendimiento», explica Palacios. «El deporte ha de evolucionar, si no, algo va mal. Si hay herramientas para que el jugador mejore, eso beneficia el espectáculo», remata.

En este sentido, Larré resalta que es «alucinante» que no esté estipulado el máximo anual de partidas para un jugador. «Los vascos juegan un máximo de 40 y Puchol II llegará a las 110 al final del año», asevera. «Lo primero a investigar son los aspectos de la salud, para proteger al jugador y el espectáculo».

No obstante, Larré y Palacios se han encontrado con que en la pilota no hay grandes investigaciones sobre el rendimiento de los jugadores. «Analizamos los materiales y las tecnologías que se utilizan en Estados Unidos para estudiar el béisbol y ver si se pueden adaptar», subrayan.

Con el grupo de Pilota 2.0 entrenan Puchol II, Marc de Montserrat, Pablo de Borriol, Álvaro de Massalfassar, Pablo de Segorbe y Víctor. Todos ellos entrenan ante la presencia de Larré y Palacios. «En nuestros principios destaca la relación con el jugador y nuestro apoyo presencial, para observar su respuesta en la carga de los entrenamientos, sus emociones... Esto no es una ferretería, trabajamos con deportistas y hay que estar con ellos. Eso aumenta el rendimiento», aseguran. Trabajan con sus jugadores en el polideportivo de Vinalesa y allí utilizan su propia tecnología, con ordenadores y dispositivos que sirven para seguir de manera personalizada los ejercicios y las respuestas de cada jugador. Son capaces de medir su esfuerzo y su rendimiento. Todo está bajo control. «Intentamos llevarlos como llevan a Cristiano Ronaldo. Mientras el pilotari esté dispuesto, nosotros pondremos todos los recursos», argumentan.

Sin embargo, no ha sido fácil implantar este tipo de rutinas en un mundo cargado de tópicos y en el que la tradición tiene un peso importante. «No venimos del mundo de la pilota y cuesta mentalizar a la gente, incluso a los jugadores. Pero cuando se dan cuenta de que funciona... ¿Dónde está la línea para saber quién sabe más? ¿Sabe más el aficionado o el profesional?», se preguntan. «El otro día un jugador me reconocía que jamás nadie le había corregido cosas como nosotros. Aunque no vengamos de la pilota, podemos analizar los gestos y ver qué se hace mal o qué se hace bien. No tenemos la maestría, pero una cosa es saber hacerlo y otra enseñarlo», remachan.

A Puchol II no le ha ido mal.